HOTD OS

Rhaenyra Targaryen

—No deseo ser madre. —murmuró la peliblanca mirando a su mejor amiga. —prefiero morir en batalla.

—No eres la única, tampoco deseo hijos, no deseo estar en un castillo expulsando herederos. —dijo refiriéndose a la pelirroja quien cargaba a la pequeña Helaena que no paraba de llorar. —Alicent. ¿Necesitas...

—¿Puedes cargarla? —sus ojos demostraban preocupación, la bebé no se calmaba en sus brazos, cada vez lloraba más. —no sé qué tiene, no puedo calmarla.

—¿Qué te hace creer qué yo sí podría?

—Por favor.

La peliblanca tomó a la pequeña, no estaba enferma, la habían cambiado hacía menos de unos minutos, su temperatura estaba normal y ya había sido alimentada. ¿Por qué lloraría?

—¿Has intentado conectar con ella?

—Es mi hija, claro que sí.

—No necesitas ponerte a la defensiva. —gruñó molesta. —Helaena llora por algo, no lloraría por cualquier cosa.

—Siguio calmando a la bebé hasta que sus gritos dejaron de ser evidentes y sus sollozos dejaron de salir de su garganta, durmiendo en los brazos de la peliblanca quien la había depositado en la cuna, mientras miraba a Alicent. —¿Ya?

—¿Cómo lo lograste? Ni sus nanas ni yo hemos podido.

—Tal vez tienes instinto maternal. —sonrió Rhaenyra en su dirección. —te verías bien embarazada.

—Me vería mejor batallando con una enorme espada. —rió. —¿Saben por qué han hecho una reunión?

—Según escuché quieren casar a una de ustedes.

La sonrisa de la futura reina se borró de su rostro, no deseaba contraer matrimonio, deseaba casarse con su amada Visenya, ser la reina y que ella fuese su reina consorte, no importaba sí no habían herederos, la quería a ella.

—¿Qué dices? No me han buscado esposo, Alicent.

—Dicen que quieren casarte con lord Cregan Stark, es muy guapo.

—Aleja tus ojos y tus segundas intenciones de mi futuro esposo. —muy dentro de ella, odiaba que Alicent fuese la reina, no deseaba que Alicent fuese la reina, eso complicaría su relación con la peliblanca. —ya eres esposa y madre.

—Y ustedes dentro de muy poco lo serán. —dijo seriamente la pelirroja. —tendrán sus vientres hinchados y sus senos llenos de leche.

—Prefiero tener el vientre plano y los senos fuertes por entrenar, pero gracias.

—Opinó lo mismo.

Alicent rodó sus ojos mientras dirigía su mano a su abultado vientre de cuatro lunas.

—¿Cómo planeas llamarlo?

—Aemond.

—¿Aemond?

—¿Almond? —dijeron y rieron. —el niño no ha nacido y ya nos burlamos de él.

—No rían de su futuro rey.

—No me reiré de los hijos de Rhaenyra, la verdadera heredera al Trono de Hierro, no Aegon, no Aemond, Rhaenyra y su futuro bebé.

Alicent miró mal a la hija de la princesa Rhaenys, una parte de ella deseaba ser como aquellas adolescentes, sin hijos ni matrimonios, disfrutando sus vidas en ese momento.

—Princesas, mi reina. —Larys Strong había entrado a sus aposentos.

—¿Por qué no se ha anunciado?