Laena Velaryon

3.8K 228 11
                                    

Su amor por su prima había llegado más allá de lo que pudiese entenderlo.

—¿Sucede algo?

—No. —murmuró fríamente mirando el huevo.

—Los extrañas.

—No.

—Oh por favor, somos hermanas, te conozco más que a nadie.

—Bien, sí los extraño. ¿Feliz?

—Cargaste a Baelor. ¿Qué sucedió?

—Otto dice que lo asesine, jamás asesinaria a alguien y menos para dejar que la golfa Hightower se meta en las sábanas del Rey y engendre cosas.

—Oye...

—Rhaenyra, dio a luz a un varón, ese mocoso quiere quitarnos nuestro trono, nuestro derecho de nacimiento, tu derecho de nacimiento. ¿No estás molesta? ¡Por el capricho de no dejar qué Daemon fuese su heredero asesinó a nuestra madre! —gritó la peliblanca destrozando su enorme espejo, mientras su hermana la abrazaba.

—Sé que temes que Aegon sea malo, pero...

—Rhaenyra, ese niño sé que no es malo aún, lleva sangre Hightower. ¿Qué crees qué hará? Otto ofreció a Alicent. ¿Qué no haría con Aegon?

—Estás molesta, lo sé.

—Más que eso.

—Rhaenyra suspiró. —sólo nos tenemos a nosotras, no hagas nada inapropiado.

—¿Asesinar al asesino sería inapropiado?

—Él se ha ido.

—Lo sé, también como sé que Alicent tiene un enorme vientre con un mocoso dentro.

—Hija espira, no dejes que la furia nuble tu...

—¡No me hables de nublar juicios cuando tú asesinaste a tu propia esposa por capricho para no dejar a Daemon como heredero! —gritó la peliblanca en el rostro del rey. —no sé cómo osas hablarnos a Rhaenyra y a mí cuando has asesinado a nuestra madre.

—Amaba a Aemma, hija yo...

—¡No la amabas y nunca lo hiciste! Sí me dan a elegir entre un niño y el amor de mi vida, elegiría a mi amor, siempre.

—La Corona peligraba.

—Nosotras somos el futuro de la Corona, espero que seas feliz con el mocoso que siempre anhelaste, asesinaste a una gran mujer para ello, ojalá no te decepcione y no sea un jodido rey ebrio, violador, irresponsable de mierda que deja bastardos en cada burdel al que va.

Rhaenyra miró sorprendida a la menor, había gritado aquello tan fuerte en la cara del rey que había logrado hacer que el Castillo se detuviera por un momento.

La vio salir de aquellos aposentos mientras Viserys se quedaba en su lugar, analizando las palabras de su última hija con la reina Aemma.

—¿A dónde fue?

—¿Te importa?

Corrió como si su vida dependiera de ello, chocando con unos rizos plateados.

—¡Oye! Oh. ¿Te encuentras bien?

—Laena, estoy bien.

—No no pareces, estás roja, muy roja. ¿Tienes fiebre?

—Estoy bien, descuida.

—No puedo creerte, déjame ayudarte.

—Laena estoy bien.

—No tiene que pasar por esto sola, créeme. —dijo y la menor la miró. —tus ataques histéricos han aumentado conforme pasa el tiempo, lo sé, déjame ayudarte. —dijo extendiendo su mano mientras la peliblanca la escuchaba atentamente. —no temas, mi linda chica valyria, todo estará bien.

HOTD OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora