HOTD OS

Aemond Targaryen

Aeres gritó pujando al infante fuera de sí, las parteras a su lado, su madre detrás de ella soportado su peso, Daemon a su lado besando su mano mientras ella la apretaba, los maestres mirando la cabeza del infante salir la estaban agobiando.

—Puje una vez más princesa.

Y eso hizo, pujo con todas sus fuerzas sintiendo su desgarre, un cuerpo fuera y la placenta que era como un segundo cuerpo para ella, un lloriqueo mientras su madre la abrazaba y Daemon la felicitaba.

—¿Qué es?

—Un niño princesa.

—¿Está sano?

—Como un dragón. —su doncella sonrió mientras le pasaba al infante.

La sonrisa de Aeres se desvaneció al ver el color de cabello de su hijo.

Blanco.

Rhaenyra sonrió, aún sabiendo que su nieto era de Aemond, su medio hermano le traía felicidad, después de todo, era más de su hija que de su medio hermano.

Daemon miró al infante, se parecía a la menor, sólo que era Aemond hasta la médula y más.

—Altezas, la reina Alicent pide que le lleven al bebé.

—Dile que se espere. —dijo Daemon seco. —que venga a verlo sí tanto quiere.

—Mi hija acaba de tener un hijo, no va a subir esas escaleras. —Rhaenyra no estaba dispuesta a ver a su única hija con Laenor subir esas horribles escaleras mientras dejaba un camino de abundante sangre con cada paso que diera.

—Princesa, es la reina... —la doncella los miró con pesadez.

—Tengo que asearme.

—Puedo llevarlo.

—¡Nadie tocará a mi hijo! —exclamó la peliblanca con una mueca, levantándose. —yo lo llevaré cuando esté lista.

La doncella asintió haciendo una reverencia, cerrando la puerta de aquellos aposentos.

—¿Estás segura? Puedo llevar al pequeño sí lo deseas, no dejaría que algo le pasará.

—Sé que no, pero Aemond es él que quiere verlo, estoy segura, no me mostraré débil.

Las doncellas tallaron su cuerpo con una esponja mientras se relajaba, el infante dormía plácidamente en los brazos de su tío abuelo, mientras que su abuela ayudaba a las parteras a vestirlo.

Al terminar de bañarse, tomó su vestido negro con rojo, los colores de la Casa Targaryen mientras que el infante estaba envuelto en una sábana roja con dorado.

Rhaenyra y Daemon se colocaron a su lado mientras caminaban, la peliblanca hizo una mueca al empezar a subir las escaleras.

—¿Qué sucede?

—Camina.

—¿Qué? ¿Estás segura?

—Aeres asintió. —camina. —el dolor seguía ahí, pero ver el rostro del menor la hizo sonreír, haciendo un esfuerzo sobrehumano para subir.

Subieron los enormes escalones juntos, Rhaenyra y Daemon estuvieron a punto de alzarla, pero la menor se negaba, llegando a los aposentos de la reina, aferró al infante aún más a ella.

—Aeres, se supone que estés descansado después del parto.

—Y no dudo que quiera que así sea, su gracia.

—Traiganle un cojín a la princesa.

—Así estoy bien, gracias.

—Tonterías. —dijo Aemond bajando de la plataforma. —puedes terminar más tarde. —dijo y la doncella bajó la mirada.