HOTD OS

Aemond Targaryen

Advertencia: Intento de smut leve.

—¡Me has vendido al rey!

—¡Es el rey Aemond querida! —su padre tomó sus manos. —entiéndeme por favor, el rey Aemond ha pedido tu mano en matrimonio.

—¿Y crees qué me importa?

—Querida por favor, no sobreviriremos más en esté estado. —su madre habló.

Martin Caswell había vendido a su hija en un momento de desesperación.

—Mi lord Caswell.

—Mi rey. —el hombre hizo una reverencia. —es un honor tenerlo en mi humilde casa.

—Hmmm, tiene una hija según sé.

—Oh sí, mi amada niña. —una mujer castaña llegó a la conversación. —rey Aemond. —dijo asustada. —¿Podemos servirle algo? ¿Agua, vino?

—Estoy bien, según sé, tienen una hija.

—Oh sí, nuestra única pequeña. ¿Sucedió algo con ella?

—No, quiero hacerles una propuesta.

—Díganos mi rey, será un placer.

—Quiero la mano de su hija Aenya.

—Aenya aún es muy joven mi rey. —la mujer intentó pedir misericordia. —es una niña.

—¿Ya tuvo su primer sangrado? —ninguno respondió, Aemond se acomodó mejor. —he preguntado algo.

—Sí. —Martin bajó la cabeza.

—Pero es una niña todavía, tiene quince, puede tomar a otra por esposa por favor.

—Nuestra hija no tiene grandes atributos, es sólo una niña, usted puede tener a la mujer que usted desee, por favor.

—Aemond negó, dando una sonrisa sádica y siniestra. —¿Se atreven a decirme qué hacer?

—No mi rey, por favor guardé su espada, es sólo que es huesuda y gritona, no le gustaría.

—¡Nuestra hija no es huesuda y menos gritona! —gritó la mujer.

—Su esposa ha hablado mi lord, podría tener sus cabezas en una espiga por intentar mentir a su rey.

—No, no, se lo ruego mi rey, tenga piedad de estos pobres pueblerinos.

—La Casa Caswell, según sé, están en los Valles de la Casa Tyrell, podrían ser una casa independiente, con su hija como reina nadie se atrevería a dañarlos. —hace menos de dos días les habían robado todos sus cultivos. —con Aenya a mi lado, ustedes serían de la realeza, tendrían tierras por donde quisieran, serían padres de la reina, abuelos de los príncipes, sus nietos serían jinetes de dragones y portarían la sangre valyria.

—Aenya es muy joven.

—Intenté decirlo por las buenas, tomaré a su hija como mi única y legítima esposa, estén a favor o no.

—Estamos a favor, sólo déjenos hablar con ella.

—Hoy mismo me la llevaré, nos casaremos cuando se oculté el sol, ella me conoce, descuiden.

Aemond había vigilado a Aenya desde que la había conocido, la había visto a la orilla del río alimentando a los peces, deseoso de verla desnuda.

Pero no había sucedido, la miró por horas hasta que la castaña se marchó a su hogar.

Y antes de entrar, había hablado con ella.

—Niña.

—¿Huh?