Daemon Targaryen

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Alice y Rhaenyra paseaban juntas por el jardín, yendo hacía Alicent Hightower, la hermana de Alice.

—Hasta que llegan. ¿En dónde estaban?

—No importa, ya estamos aquí. ¿Qué vamos a leer?

—Las hazañas de la princesa Nymeria. —respondió Alicent mostrando un enorme libro.

—Ya lo sabemos de memoria. —dijo Rhaenyra. —¿Verdad Alice?

—Dudo que vaya a cambiar algo.

—No importa, lo elegí y esté es el que vamos a leer.

Rhaenyra suspiró y jaló a Alice junto a ella, quienes se vieron interrumpidas.

—¿Leyendo sobrina?

—Tío Daemon. —Rhaenyra sonrió. —Las hazañas de la princesa Nymeria.

—Es bastante evidente. —murmuró Alice sintiendo la mirada del príncipe canalla en ella. —¿Podemos continuar?

—¿Por qué ese humor, lady Alice?

—Por nada príncipe Daemon. —¿Lo odiaba? Definitivamente, pero era el príncipe, el hermano del rey y muy posiblemente el futuro rey, no podía ser grosera, podrían cortarle su cabeza.

—Lady Alicent, sobrina. ¿Podrían dejarnos a solas a lady Alice y a mí?

—¿Por qué querrías estar a solas con Alice? —los celos de Rhaenyra eran evidentes. —¿Hay algo qué tengas qué decirle qué nosotras no sepamos?

—Déjalos Rhaenyra, el príncipe Daemon tal vez tenga que hablar algo muy personal con Alice.

Rhaenyra miró a ambos, Alice lo odiaba, aquello era evidente, pero ella había visto como Daemon la veía, como observaba su inocente y poco pronunciado escote, como miraba su pecho subir y bajar cuando entrenaba con Sir Criston Cole, como sus ojos siempre iban a sus senos.

Estaba segura de que Daemon fantaseaba con poner a sus herederos en el vientre de Alice.

Finalmente ambas adolescentes se fueron, Alicent le dedicó una mirada a su hermana, el príncipe canalla, Daemon Targaryen no poseía la mejor reputación, poseía la peor reputación en todos los Siete Reinos.

—¿No quiere leer conmigo, lady Alice?

—¿Usted sabe leer, príncipe Daemon?

—Sí, eso y muchas cosas más. ¿Quiere qué se las enseñe?

—Oh, por favor. —su sarcasmo era evidente. —¿Qué podría enseñarme usted, príncipe Daemon?

—Muchas cosas lady Alice, más de las que se imagina.

—Tentador, sí me disculpa, deseo volver a mi lectura, e ir con mi hermana y la princesa.

—¿Sabes? Estoy buscando una esposa...

—Tengo entendido qué usted ya posee un compromiso con lady Rhea Royce.

—Puedo tomar otra esposa.

—¿Es usted Aegon el Conquistador II? —Alice rió. —sí es así. —¿Quién es su Rhaenys y quién es su Visenya?

—Preferiría no repetir esa historia.

—Interesante, fue un placer charlar con usted príncipe Daemon.

—Espera. —dijo y la castaña dejó de caminar para observarlo. —necesito que me acompañes.

—¿A dónde?

—Al pueblo.

—No creo poder.

—Es de mala educación rechazar al príncipe mi lady, podría tener su cabeza por eso. —y ahí estaba otra vez, sus amenazas no eran más que amenazas vacías, pero no se fiaba mucho. —¿Qué me dice? ¿Acepta ir conmigo, mi lady?

—¿A qué hora sería, príncipe Daemon?

—Tarde, muy tarde, no se preocupe por como lo haremos. —doble sentido, definitivamente. —usted sólo esté dispuesta, mi lady.

—Supongo que no será normal ver al príncipe con una lady. ¿Tengo qué disfrazarme?

—Las capas son una buena opción, dejaré su vestimenta en sus aposentos. Y una cosa más.

—Dígame.

—Ni una palabra de esto a Alicent ni a Rhaenyra.

Alice asintió, muy dentro de sí, tenía que investigar que quería el príncipe de ella.

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