Capítulo 4: "Apoyo"

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Al día siguiente fui rumbo a mi colegio, y en la entrada me estaba esperando Alessandro.

— Buenos días.

— Buenos días — sonreí.

Agarró mi mano y nos dirigimos a la sala de nuestro curso. Y como era de esperarse, allí estaba Giovanni, lo miré y él sonrió. Se iba a acercar a mí, pero entonces Alessandro lo empujó.

— Déjala en paz, Giovanni. Ya es suficiente.

— ¿Qué? ¿Tan pronto se volvieron amigos?

— Eso no es de tu incumbencia, ni siquiera debería importarte.

— Ey, amigo, tranquilo, solo quiero hablar con tu amiguita a solas ¿sí?

Se iba a acercar a mí y Alessandro lo empujó nuevamente.

—  Dije que no, Giovanni — lo miró de forma molesta.

— Ok, ya entendí — sonrió y encogió sus hombros. No era necesario ponerse de esa manera, Ale.

— No me llames así.

Nos sentamos en nuestras sillas de siempre y entró la profesora para comenzar la clase.

En el recreo, Alessandro agarró mi mano y nos fuimos al lugar que me trajo ayer, y nunca se separó de mí.

De vuelta a clases, el profesor de la materia se había ausentado y entonces, todos nosotros nos quedamos solos en la sala.

Un amigo de Giovanni colocó un papel en mi mesa, y Alessandro me dijo:

— No lo abras.

— Está bien — sonreí.

Abrí el papel y decía algo que obviamente Giovanni escribió:

— Así que ya tienes un amigo, idiota Alice. Pero eso no significa que no pueda seguir molestándote ¿Te queda claro? Esto recién comienza.

Yo miré a Giovanni y rompí el papel mientras lo hacía.

En el recreo, Giovanni y sus amigos me encontraron sola ya que Alessandro había ido a darle una carpeta a una profesora en la dirección.

— Así que al fin te encontramos sola, Alice — sonrió —. ¿Qué pasa? ¿Tienes un guarda espaldas ahora?

— No. Él es mi amigo.

— ¡Miren! Habló la idiota, que inesperado, creí que siempre Alessandro tendría que ser tu voz.

Me había hartado.

Me había hartado de su presencia, de su voz, de sus estúpidas palabras saliendo de su boca.

Y decidí enfrentarlo.

Porque sinceramente, ya estaba cansada de sus burlas.

— Yo también tengo voz, Giovanni.

— Sí, eso veo, Alice — sonrió.

— ¿Puedes decirme que quieres de mí? ¿Qué te he hecho yo para molestarme? No te he hecho nada.
¿Cómo puedes ser tan idiota para no tener un argumento con él cuál molestarme? ¿Sabes qué? Odio a las personas como tú.

Se quedó en silencio por un momento.

— Alice. Estamos iguales, yo también odio a las personas que son insignificantes en este mundo, por eso te molesto, me hace sentir satisfecho.

Suspiré.

— ¿De verdad? ¿De verdad eres tan idiota? Tuve que aguantar mis lágrimas ayer para que mi abuela no viera que sufrí, y todo por tu maldita culpa. ¿Eso te hace sentir satisfecho?

Mientras lo miraba noté que sus ojos estaban lagrimosos.

— Sí. Pero esto va a ser que lo esté aún más.

Sus amigos agarraron mis brazos y me obligaron a bajar al patio.

Luego, comenzaron a ahogarme en una fuente que se encontraba cerca del lugar que fuimos con Alessandro.

Intenté resistir, de seguir respirando, pero mientras más respiraba agua, más me costaba respirar.

Sentía que poco a poco iba perdiendo la conciencia. Pensé; Si este es mi último día, solo quiero recordar a Alessandro, a él. Y a mi abuela.

Iba cerrando mis ojos poco a poco, pero de pronto sentí que el amigo de Giovanni dejo de sostener mi cabeza para ahogarme en la fuente.

Y lo último que escuché fue a Alessandro:

— Te dije que la dejarás en paz, Giovanni. Ella no se merece esto.

Contaba con su apoyo, y eso me hace feliz.

La vida quería que él estuviera conmigo.

Después de eso, perdí la conciencia por completo y luego todo era oscuridad.
















La chica que lastimaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora