La chica que lastimaron

Capítulo 27: "Tres años"

Pasaron tres años, tengo diecinueve años. Y todo siguió exactamente igual, sigo con mi venganza, aún sigo al lado de Giovanni, aún sigo con un vacío profundo en mi corazón y alma como si Ale me hubiera quitado una parte de ambos.

Estoy postulando para una universidad junto a Giovanni y sus amigos, Giulia decidió quedarse a mi lado por lo inestable que estoy después de la ida de Ale, por lo vacía que me siento, por lo patética que me siento, aún después de tres años, sigo necesitando la parte que de verdad tiene que estar a mi lado, es como si hubiera dejado de vivir durante estos años, fingiendo una cara completamente falsa ante los demás.

Mi abuela falleció meses después de que Ale se fue, ella se fue también, las personas más queridas y las únicas que de verdad me conocían se habían ido y jamás volverían.

Mi abuela era la única persona que aún tenía, pero decidió dejarme.

Así que si, mi vida es inestable después de todo lo que me ha pasado, considero que es un milagro que aún siga con vida.

Giulia ha sido un apoyo incondicional en todo esto, ella sabe la verdad, porque un día le conté todo, dijo que estaría a mi lado por cualquier cosa, que sería mi escudo en mis días malos y ha cumplido, ha estado aquí y no se ha ido, ella me conoce por quien realmente soy.

Ella ha evitado hablar de Ale porque sabe que necesito su presencia, su objetivo es que me olvide de él por completo o al menos que pueda lograr acostumbrarme a que no esté conmigo.

Pero no ha sido así, han pasado años, pasaron tantas cosas, pero él sigue aquí, sigue en mi mente, sigue en mis sueños, sigo deseando volver a verlo.

Lo amo tanto que no puedo dejar que se vaya de mí. Y de verdad duele, aún duele como la primera vez que se fue de mi lado.

Hoy se supone que es mi cumpleaños, porque en realidad no es así, le mentí diciéndole a Giovanni que mi cumpleaños era hoy, que era un veintidós de mayo, pero no es real.

Durante estos años, Giovanni me ha invitado a muchas fiestas junto a sus amigos; Natalia, Aurora, Sofía, Leonardo y Antonio.

La verdad creo que ese es el único espacio en donde puedo olvidar lo que me rodea por un momento. Lo sé, sé que está mal, pero necesito tener una escapatoria.

— Vai, quédate un momento — siento como el brazo de Giovanni rodea mi cintura, comienzo a despertarme por el sonido de mi alarma.

— Tengo que irme — digo.

— En la tarde igual te veré otra vez, ¿por qué no te quedas?

Apagué la alarma y volteé al otro lado para verlo.

— Mi amiga va a estar preocupada si no regreso a tiempo — él toma mi mano que tenía escondida en la almohada y la pone en su mejilla.

— No se molestará si te quedas, sabe que somos novios — dijo mientras aún seguía soñoliento.

— Créeme que no me dejará tranquila, ya está lo suficientemente molesta por las salidas que hemos hecho ambos — sonrío.

Comienza a abrir sus ojos verdes, mientras mi vista sube a ver su cabello castaño totalmente desordenado y suelto una pequeña risa.