Capítulo 25: "Perdón"

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Al día siguiente, me desperté.

Estaba en mi habitación, ni siquiera recuerdo con claridad cómo llegué, solo sé que Giovanni fue quien me acompaño a mi casa, pero como estaba tan mal, le dije que descansaría.

Pero al parecer estaba sola, no sentía ningún ruido en la sala.

Había un sol radiante que se pegaba en mi cara y me obligaba a despertarme.

Estaba agotada.

Comencé a frotarme los ojos y tomé mi teléfono para ver si había llegado algún mensaje de Ale.

Aún me tiene preocupada, realmente quería ir a su casa ayer, pero Giovanni estaba aquí y se me hacía imposible ir a ver si él se encontraba allí.

Aunque sus heridas eran realmente profundas, era algo obvio que él no estaría en su casa.

Así que, no sabía que hacer y aún no lo sé.

Me levanté de la cama y minutos después, salí rápidamente.

Le mandaba mensajes sin parar a Ale, tal vez sus padres podrían contestarme, pero nadie lo hacía.

Ni siquiera sé nada de su familia y eso es lo más desesperante.

Solo me dirigí a su casa, porque por más que intentará encontrarlo, era imposible, solo me quedaba esperar allí, hasta volver a verlo.

Fue tanta la espera que mientras lloraba, me senté en el suelo y me quedé dormida.

— ¿Estás despierta? ¿Qué haces aquí? — había pasado un rato y comencé a despertarme al escuchar la voz de una chica.

Levanté mi rostro para poder verla y era una hermosa chica, parecía universitaria.

Se parecía mucho a Ale; tenía los mismos ojos azules y el pelo negro.

— ¿Eres amiga de mi hermano? — me preguntó.

— ¿Qué? ¿Hermano? — dije confundida.

— Levántate primero, no puedes estar así en el suelo — me ofreció su mano para que yo pueda pararme.

Yo la tomé y luego me levanté.

— Ah, sí. Lo siento. Disculpa, dijiste... ¿hermano?

— Sí, mi hermano vive aquí. ¿Eres su amiga?

— ¿Eres la hermana de Alessandro?

— Sí, pero necesito saber qué haces aquí. ¿Por qué estás aquí? ¿No sabes qué le pasó a Ale?

— Vine aquí porque estoy preocupada por él, no contesta mis mensajes ni mis llamadas, en verdad, nadie lo hacía. No conocía a su familia y ni siquiera sabía que tenía una hermana.

— Él no cuenta mucho de la familia, siempre ha sido así. Pero como soy su hermana, somos cercanos. Me llamo Giulia.

— Ah, yo soy...

No sabía si decir mi nombre real o solo decir que me llamaba Vaitiare.

Tenía que procesar muchas cosas, ni siquiera sabía que ella existía, pero antes de que terminará de hablar, Giulia me interrumpió.

La chica que lastimaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora