Capítulo 24: "Parte de ellos"

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No podía dejar que esto terminará así.

No podía dejar que él se fuera de mi lado.

No podía dejarlo ir.

Quiero arreglar esto de alguna manera, no sé cómo, pero no quiero separarme, no quiero que esto acabe así, no puede ser así.

No puede terminar simplemente así.

Con la poca esperanza de que esto se resolviera, lo tomé de la mano nuevamente y sentí como en mis ojos brotaban lágrimas, pero aún así pude hablar.

— Ale, por favor, te lo pido — le decía mientras tenía la voz quebrada.

— Vaitiare, ya basta. Tú elegiste esto, ahora tienes que estar sola — me dijo de manera cortante pero en lo profundo de sus ojos se podía reflejar el mismo dolor que yo siento ahora, el miedo de perderlo y el miedo de separarnos por esto.

— No tienes que hacer esto, de verdad, podemos solucionarlo. No es necesario que nos alejemos, por favor — dije desesperadamente.

— ¿Cómo lo vamos a solucionar? Dime, ¿cómo lo haremos? Lo besaste. Y eso cambia todo, nuestra relación, la relación que tienes con él, todo. No se puede arreglar algo que ya está roto.

— No es cierto. Nada se ha roto, nada se puede romper si lo conversamos — sentía caer más lágrimas en mi rostro.

— No hay nada que conversar. Te pusiste en peligro y ahora nuestra relación ya no será la misma. ¿Cómo no lo entiendes?—suspiró— No es solamente porque estés en peligro, hay otra razón, y eso es lo que me molesta, no poder decírtelo.

— ¿Cuál es la otra razón? Dímelo — sabía cuál era esa razón pero quería escucharlo de sus labios.

— No tiene sentido ahora, nada tiene sentido si lo besaste — soltó mi mano.

— Ale, por favor. Te lo ruego, entiéndeme, era la única manera de poder ganarme por completo su confianza. No siento nada por él.

— ¿No sientes nada? ¿De verdad no sentiste nada cuando lo besaste? ¿Qué te dijo él cuando lo besaste?

— Por favor, Ale. Basta, me estás lastimando.

— ¿Crees que a mí no me duele? ¿Que no me duele que te diga todo esto? Dios, ni siquiera puedo pensar bien, solo digo lo primero que se me ocurre.

— Si a los dos nos duele, ambos podemos arreglarlo.

— No. No hay nada que arreglar, Vaitiare. Ya no insistas, haz tu venganza, pero sin mí. Continúa con él, continúa con esta estupidez pero sin mí.

Lo tomé de la mano.

— Yo no voy a dejar que te vayas por esa puerta, Alessandro. Tenemos que hablar esto, por favor, no te vayas.

Soltó mi mano y ahora entendí de que todo se acabó.

— No me detengas, tengo que irme. No quiero herirte a ti ni tampoco a mí, no puedo pensar con claridad ahora. Así que, si no quieres más esto, déjame ir.

La chica que lastimaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora