♯𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓·

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Seon Woojin era la líder del departamento de negociación en Seul, corea del sur, una mujer con principios que se aferraba a ser recta en su trabajo, una reina dentro de un montón de gentuza. Pero aun siendo alguien tan inalcanzable y fuerte, solía ser ingenua con algunas personas.

Y una de esas personas fue el profesor, un hombre que la escucho y aconsejo hasta el punto de caer en sus encantos.

Seon Woojin podría ser una mujer recta en su trabajo, pero justo ahora estaba ayudando a los mismos ladrones que intentaba detener sin que ella lo sepa.

El profesor había especulado que la habían retirado con solo sus mensajes, así que no dudo en avisarles a los miembros del atraco que el norte tenía las riendas en este momento, tendrían que estar preparados para cualquier imprudencia que hagan.

Río revisaba las cámaras de seguridad cuando sintió una mirada familiar, solo tuvo que voltear un poco su cabeza para notar a la rubia que tanto quería. Su mano busco su brazo y cuando lo tuvo tiro de ella, haciendo que terminara encima suyo

Un suspiro sale de los labios del castaño al contemplar a la chica, sus manos se colocan de manera delicada sobre las piernas de Alaska y luego suben hasta tomar las caderas de Alaska, la presiona sobre él haciendo que una descarga recorra todo su cuerpo.

La chica toma con firmeza el rostro de Rio y lo besa con fuerza. Ambos vuelven a jadear cuando sus cuerpos se frotaron de una forma asombrosa. Algo tan repentino que les encantaba. Sus manos iban de aquí a halla, olvidando por un momento donde estaban.

Rio hace un lado el cabello rubio y hunde su rostro en su cuello, regalando besos cortos y mordidas breves, hasta que se percata de la laptop.

—Carajo, están por todos lados —Dice Rio y Alaska se voltea—. Ve a avisarles a los demás.

Alaska deja un corto beso antes de levantarse y salir corriendo a los pasillos avisando que hay que ejecutar la siguiente parte del plan, toma su escobeta y se coloca en la puerta de la sala de exposiciones, donde no tardaron en escucharse los gritos de los rehenes.

Estos miran a la rubia y luego al arma y salen corriendo con más rapidez por los pasillos. Sale el ultimo y corre detrás de ellos junto con Tokio hasta llegar a la zona de carga. Donde manda a callar a las personas en cuanto escucha pisadas y un par de voces.

Se coloca contra la persiana de metal, se baja la mascara y luego espera a que los soldados norcoreanos hagan su siguiente movida. No tardan mucho en perforar el metal con un destornillador, de ese mini agujero aparece una vara plateada con una luz en la punta. Una cámara.

Esta comienza a dar vueltas sobre su eje, hasta que se detiene enfrente de los rehenes, Berlín y Tokio, se escucha un suspiro masculino y luego la rubia se asoma asiendo que la cámara la note y los soldados se asusten.

Solo fue cuestión de segundos para que les dieran la orden de retirada y que estos se retiraran.

—Buen trabajo amigos míos, ahora, Alaska y Tokio lleven a los rehenes devuelta —Ordena Berlín.

Ambas asienten y vuelven a llevar a los rehenes a la zona principal de la casa de moneda, colocándolos en fila y luego apartándose cuando Berlín llego. Este se divirtió viendo a los rehenes temblar cada que los agradecía por su cooperación y luego la ronda de aplausos que los hizo pegar un brinco.

Río estaba en la planta alta del lugar, aplaudiendo y celebrando con la mirada posada en cierta rubia que se divertía molestando a su empática amiga, al final Tokio termina sonriendo de lado aceptando los abrazos de Alaska.

Nairobi se acerca a ellas y jala a la rubia de la cintura para abrazarla y presionarla contra ella, tan contenta como emocionada.

━¡Viene mi parte favorita! ━Grita la estafadora.

Chaewon se ríe ante la emoción la mujer y le regala un par de halagos acerca de que parecía una niña con juguete nuevo. Entonces, Nairobi toma las mejillas de la rubia y la besa en los labios para luego apartarse con una sonrisa plasmada.

Por instinto, Alaska mira había arriba topándose con Rio mirándolas. Nairobi nota rápidamente hacia donde miraba y coloca una expresión picara en su rostro.

—Uoh, ya veo porque andas muy emocionada mi niña ━Dice y luego le suelta una nalgada— ¿Se puso celoso? deberías decirle que fue un beso de amigas.

—¿Qué dices? —Pregunta con diversión mirando a los lados, afortunadamente solo habían quedado las dos solas.

—No trates de ocultar que es más visible que objetos en agua cristalina —Se ríe a carcajadas mientras sigue molestándola—. Además, tu cabello no cubre mucho esas manchas oscuras de tu cuello ¿Te lastimaste con algo cariño?

—Vamos, hay dinero que imprimir —Dice la rubia evadiendo la pregunta mientras la toma de los hombros y la jala hacia las escaleras.

Alaska se queda en la parte alta de la imprenta, fue cuando Denver, Tokio y Río entraron para apreciar el glorioso momento en el que las primeras hojas salieran con los billetes. Nairobi saca una de las gigantescas hojas con los primeros billetes impresos.

Comienza a gritar de la felicidad, jugando con la hoja y los rehenes, Denver y Tokio colocan su brazo encima del otro mientras que hacen comentarios sobre lo que harían con el dinero, por otro lado, estaban Alaska y Rio, quienes se abrazaban libremente con la excusa de celebrar. 

—¡Que hacen ahí! ¡Vayan a trabajar! —Exclama Nairobi finalizando con una carcajada.

Todos salen de la imprenta para hacer sus respectivas cosas, Denver se fue junto con su padre, Tokio fue a rondar los pasillos y Rio y Alaska caminaron hasta la oficina. Berlín no estaba en la oficina así que la rubia asumió que estaba molestando al director de la casa de moneda.

El castaño camina hasta sentarse en la silla y observar las cámaras mientras que la rubia se sentaba sobre el escritorio. Estuvo un rato jugando con las cosas que encontraba en esta hasta que noto que Rio la miraba.

—¿Sucede algo? —Pregunta Alaska.

—Tengo que admitir que me gusto lo que paso hace rato entre nosotros —Rio intenta sonreír, pero termina mordiéndose el labio mientras toma de la mano a la chica y le echa un vistazo a las marcas en su cuello.

—Mmm —Chaewon se baja del escritorio y se planta delante, tomando sus manos y luego tirando de el para que se levante— ¿En serio te gusto tanto?

Rio da un paso y los aproximados 1.68 cm de altura de Alaska se quedaron perfectos con los 1.72 cm del castaño. Sus manos tomaron lugar en la cintura de la rubia, donde la tomo de la barbilla para luego alzarla y besarla.

Su beso corto, lindo y tierno que sentaba con la casualidad de quedarse solos. Pero entonces, Río toma más dominio en el acto y luego un beso se convirtió en dos, luego en tres, y luego solo eran besos acaramelados. Se separaron y quitaron las manos del contrario.

Para observarse con detención, sonríen tiernamente cuando sus rostros comenzaban a acercarse. Y entonces...

—¿Rio? ¿Alaska?

NOTA: ¿que tal les pareció? Ya casi entro a vacaciones así que esto apenas comienza, hoy es seis de diciembre y eso quiere decir que en tres días se estrena la segunda parte ¡Que emoción!

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NOTA: ¿que tal les pareció? Ya casi entro a vacaciones así que esto apenas comienza, hoy es seis de diciembre y eso quiere decir que en tres días se estrena la segunda parte ¡Que emoción!

Me di cuenta de que ya llegamos a las 1k, realmente es un logro más ¡Muchas gracias!

𝘈𝘛𝘙𝘈𝘊𝘖; 𝘙𝘪𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora