♯𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍·

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Un día, solo tenían un día.

El plan inicial era salir cuando fuera la cumbre, pues en ese momento la gente se daría cuenta de los planes de los políticos y se manifestarían, haciendo que los miembros del atraco se mezclen entre ellos.

Pero la cumbre se había adelantado, por lo que necesitaban acabar lo más rápido posible. Usarían a los rehenes para terminar más rápido, pues esa era la prioridad.

Pero claro, no todo era de color de rosa, pues la muerte volvería a acechar en la casa de moneda. Moscu estaba herido y estaban en un delgado hilo de entre la vida y la muerte. Además, el detective Cha se había escapado con la información necesaria para hundir todo el plan del Profesor.

Ahora mismo, la rubia mantenía las manos haciendo presión sobre la herida de Moscu, quien se encontraba débil sobre uno de los sillones de la oficina. Rio comenzaba a comportarse de manera molesta.

Pues a él también le afectaba ver a la chica que le gusta sufrir por culpa de otros, pero sin darse cuenta, hacia que los demás se sintieran culpables o simplemente se replantaran la idea de formar parte del atraco.

—Rio detente —Pide la rubia.

—¿Quieres que me detenga? ¡Solo estoy diciendo la verdad! Tu más que nadie deberías de darme la razón.

—Te he dicho que te detengas —El chico hizo una mueca de disgusto para luego cruzar los brazos contra su pecho y murmurar cosas.

Tanto asi que Denver le rogaba a su padre que se entregara junto con él para que pudiera ser tratado, pero Moscú se negaba y se aferraba a la idea de terminar el plan. Rio había salido, dejando un ambiente tan tenso que la rubia tuvo que romper.

—Se que tal vez estén nerviosos, pero Moscú tiene razón, tenemos que terminar el túnel, solo asi podrán comprobar las palabras del profesor, ¿No es mejor seguir con el plan que quedarnos sin hacer nada? —Dice la rubia, mirando a todos los presentes.

—Ya oíste, ve —Pide Moscú a su hijo.

Este hace caso y jala consigo a los demás. En eso, Minsu se acerca a Alaska y se arrodilla a su lado.

—Deberías ir, yo me quedo a cuidarlo —Le dice la mujer.

—Está bien, grita si necesitas ayuda.

La mujer asiente y luego toma las vendas para hacer presión y una manta para limpiar el sudor del hombre. La chica se hace una cola alta y comienza a buscar a Nairobi, cuando llega a la fábrica, ayuda a los demás a empaquetar el dinero y meterlos en los carros.

Donde se encontró con el chico, quien comenzaba a sentirse culpable de haber dicho aquellas palabras. La rubia se acerca, pero él como si fuera un niño pequeño se da la vuelta e intenta huir, pero la chica no lo dejaría.

Lo tomo de la muñeca y lo jalo para ir a un lugar más privado, cuando llegaron al pasillo, acorralo contra la puerta colocando ambas manos a cada lado de la cabeza del chico para que no pudiera escapar.

—Lo siento —Pronuncio el chico antes que ella hablara.

—Sabes que no es conmigo con quien debes disculparte.

—Lo sé pero dime, no te sientes igual, digo, yo sé que... —La chica lo interrumpe.

—Rio, sé que te hiciste muchas ideas locas en la cabeza, pero escúchame, todo lo que podemos hacer ahora es confiar en el Profesor y no oponernos a lo hablado.

—Créeme que no quiero oponerme, pero todo este tiempo que no estuviste comencé a pensarlo mejor, y entre más lo pienso más complicado es que logremos salir ilesos de aquí —Hace una breve pausa, mirando a su chica—. A demás, te veo a ti tan estresada y teniendo pesadillas, y se me rompe el corazón, se me hace imposible no enojarme que todas esas personas te hagan sentir así.

—Lo entiendo, y te amo tanto por todo lo que haces por mí, pero no era la forma, cariño —Dice la rubia, acunando el rostro del chico—. Ve a ayudar a Denver y también discúlpate, ¿Sí?

—Está bien, te veo luego, te amo Chae —Dice el chico antes de dejar un beso corto sobre los labios de la chica e irse.

Alaska confia libremente en Rio, pero de igual manera quiso bajar para ver como iban las cosas, llevandose la sopresa de ver a ambos en el suelo conversando sobre el mismo de tema que los hizo dudar

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Alaska confia libremente en Rio, pero de igual manera quiso bajar para ver como iban las cosas, llevandose la sopresa de ver a ambos en el suelo conversando sobre el mismo de tema que los hizo dudar.

Denver mantenía la mirada en la nada mientras hablaba, con los ojos llorosos mientras Rio hablaba, debía romper ese ambiente. Comienza a aplaudir mientras se acerca a los hombres, arrebatándoles un grito por la sorpresa.

—Ya veo como son las cosas, ¿necesitan que ande detrás de ustedes como si fuera maestra de kínder? —Volvió a aplaudir—. Vamos, levántense, necesitamos acabar esto hoy.

Ambos chicos solo sonrieron e hicieron caso, tomando sus respectivas palas y comenzar a cavar mientras se decían cosas motivacionales. Chaewon también quería ayudar para terminar lo más pronto posible, por lo que ayudaba a meter la tierra en las cubetas para que Helsinki las sacara.

Fue cuando sus oídos lo detectaron, siempre había tenido un oído magnifico, por lo que fue la primera en escuchar los gritos masculinos de los mercenarios que se encontraban del otro lado, soltó la pala de golpe, llamando la atención de los chicos.

—¿Que su...?

—Escuchen —Ambos se quedaron callados, hasta que lo escucharon.

Ambos al escuchar los gritos comenzaron a festejar, aferrándose a una esperanza que se desvanecía con el paso de los segundos. Tomaron de nuevo las palas y cavaron sin parar hasta que miraron luz del otro lado.

Festejaron un poco más, felices de ver por fin una ruta de escape sólida. Denver se lanzó sobre Helsinki, gritando y jaloneándose entre sí por la felicidad. Rio se da la vuelta para hacer lo mismo sobre su chica.

Abrazándola y besándola sin parar por todo su rostro. 

—¡Minsun! Mira esto, mira esa luz —Decía Denver con mucho entusiasmo.

Alaska suelta a Rio y se da la vuelta para verla con una sonrisa en el rostro, sonrisa que fue borrada lentamente. Minsun no decía nada, pero se leía todo lo quería decir en sus ojos. Sus ojos cristalinos.

Fue cuando Denver se dio cuenta de lo que sucedía y toda su felicidad fue arrebatada en un instante. Salió corriendo dejando a Helsinki y a la pareja con un nudo en la garganta. El hombre les dijo que fueran con Moscú mientras el termina el túnel, pero Alaska no quería irse.

Por qué sabía que, si subía, presenciaría la muerte una vez más. 

Holi gente bonitaaaaa

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Holi gente bonitaaaaa. Otro cap. Yeaaaah, pero bno, los demás capítulos ya están programados para los siguientes días, no quiero acabar todo hoy, asi que, esperenloooos!!

𝘈𝘛𝘙𝘈𝘊𝘖; 𝘙𝘪𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora