♯𝐓𝐄𝐍·

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Tokio se despide de la rubia con una sonrisa cálida, ella iría a comer y a ponerse al corriente con Berlín mientras que Alaska salía corriendo en dirección de las escaleras.

Chaewon da brinco de felicidad mientras camina hacia la oficina, en su rostro lo único que se reflejaba era felicidad porque Tokio prácticamente había aceptado la casi relación de ambos y sobre eso, no los delataría.

Eso merecía festejarse junto al castaño.

Su mano va al pomo de la puerta y la abre, esperando a toparse con el castaño de sonrisa linda, pero no. Solo se encontraba la oficina sola.

—¿Rio? —Pregunta como si fuera a recibir una respuesta.

Ella resopla y se acerca al escritorio para buscar en las cámaras de seguridad, lo encontró con la chica Anne, ambos caminaban por el pasillo que daba al baño. Camina hacia la puerta con planes de irse, pero entonces siente que la observan.

Mira hacia atrás de nuevo y la oficina estaba vacía. Decidió ignorar ese mal presentimiento y salir del lugar.

Camina por los pasillos hasta llegar al baño de mujeres, se queda confundida al ver que Rio no estaba afuera del baño como se lo había imaginado. Abre un poco y toma con fuerza el arma antes de mirar por la rendija.

Ve como Anne le quita el cigarro de la boca a Rio y este solo hace una mueca de molestia, la castaña le da una calada y luego se acerca al chico. 

—¿Tienes novia? —Le pregunta Anne y Rio solo la mira confundido.

—Si —Le responde con tanta seguridad que hizo que el corazón de Alaska revoloteara dentro de su pecho.

—Ah ¿La rubia que se infiltro en mi escuela? me lo esperaba de ella —Rio la mira de mala manera—, A decir verdad, ella no es lo suficiente para ti.

—Deja de decir estupideces y... —Sus palabras quedaron al aire.

Anne lo tomo del cuello del traje y lo empujo contra el lavabo para luego estampar sus labios sobre los de Rio. Casi de inmediato intento apartarse, pero Kim se aferraba a él mientras le comía la boca.

La rubia miraba como Rio colocaba sus manos en la cintura de la estudiante para intentar apartarla, pero era en vano. Alaska solo los miraba de fuera por solo una razón: Quería ver como manejaba la situación el castaño. Podía estar muriéndose de celos, pero era capaz de soportarlos solo un momento más. 

Las manos de la chica sueltan una mejilla de Rio y bajan hasta tomar el arma, el castaño la mira molesto mientras alza las manos.

—No te muevas o voy a disparar —Exclama Anne.

Rio parece notar algo en el arma y se ríe sarcásticamente mientras bajas las manos, deja que Anne se vuelva loca en un intento de mantener la calma y meter miedo. Los ojos del castaño se cierran un momento al no poder creer la infantil situación.

—¡Las manos! —Vuelve a exclamar Anne con la voz temblorosa.

—Dispara.

Alaska también había notado que el arma tenía seguro y comenzaba a hartarse la manera confiada de hacerle creer a Anne que mandaba. Si ella estuviera en la situación en lugar del castaño, no esperaría ni un segundo. 

La niña estaba tan concentrada en Rio que ni siquiera se dio cuenta que Alaska había entrado, la rubia le apunta con el arma en la cabeza, un arma sin seguro. 

—Yo también quiero ver que le dispares —Dice la rubia haciendo que Anne pegue un brinco y Rio abra los ojos.

—Alaska... —Habla Rio.

𝘈𝘛𝘙𝘈𝘊𝘖; 𝘙𝘪𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora