♯𝐅𝐈𝐕𝐄·

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Ya solo faltaba escasas horas para el gran día, Chaewon no podía evitar sentir esa emoción mezclada con culpa por lo que sucedería con sus compañeros de clase. Siente un escalofrío recorrer por toda su espalda con solo recordar las palabras de la profesora.

Mañana todo el grupo ira de excursión a la casa de moneda. Había dicho la profesora con emoción.

Después de eso, Alaska no dejaba de jugar con su gafete escolar, no dejaba de darle mil vueltas al asunto mientras leía el nombre de Park Roseanne en su gafete, su identidad será por fin rebelada y eso la hacía sentir rara.

—Lo estoy dudando. —Dijo la rubia cuando Río volvió a fallar el tiro.

Él mira las cinco botellas de soju y luego las veinte piedritas tiradas a sus alrededores, se maldice a sí mismo por no lograr derribar tan solo uno botella, luego se gira hacia ella mientras un suspiro de frustración.

—Si crees que soy malo, puedes irte, no es necesario que me lo digas. —Dice el chico.

—Que tonto, no estoy hablando de tu pésima puntería. —Responde Alaska mientras le quita la piedrita de la mano y luego se tira al piso para observar la hermosa vista nocturna.

—¿Entonces de que estás dudando? —Curiosea y luego copia el acto de la rubia.

No responde por el momento, solo se limita a recostar su cabeza sobre los muslos del castaño. Su relación parecía tan cerca, pero a la vez tan lejos del noviazgo, se había vuelto algo así como una relación nocturna.

Se miraban todo el tiempo en el edificio más alto de Seúl, solo para observar la vista, charlar o algunas veces besarse. Se convencían a sí mismos todo el tiempo que eso estaba mal y que debían apegarse al plan del profesor. Pero siempre parecía mejor besarse un rato.

Los labios de Río se colocan sobre la frente de Chaewon, haciéndola despertar de su pequeño trance.

—El atraco, siento que no lograré sobrevivir a la tensión de ser atrapada, mezclada con las miradas de culpa de los alumnos, siento que siempre he sido la mala y esto solo lo confirma. —Se queja.

—Todos somos los malos en historias mal contadas, recuerda eso, —Dice—. Puedes irte si así lo quieres, no soy quién para detenerte, pero si te llegaras a quedar dentro de esto te aseguro que cuentas con mi apoyo.

—¿Y si nos atrapan?

━No lo harán, yo no lo permitirá. Confía en mí tan siquiera un poco.

Chaewon se levanta tras ver la hora, solo le quedan tres horas para pensarlo antes de ir a la escuela. Le extiende la mano a Río y él la toma, lo cual ocasiono que quedaran tan cerca del otro, ya se había vuelto costumbre ese tipo de picos clichés.

Sus labios se unieron solo escasos segundo, un pequeño pico que los hizo sonreír a ambos. Río la toma de la mano con más fuerza y luego tira de ella para bajar de ese edificio, cuando llegan al piso principal la rubia se despide de él diciéndole que hay una alta posibilidad de que se quede dentro del plan.

El castaño, por otro lado, se prometía así mismo que no permitirá que Alaska se lastimara o la atraparan, primero él antes que ella.

La rubia suspira mientras intenta hacer que los nervios no se le noten en la cara, había decidido seguir en el plan y es por eso que no podía evitar mirar constantemente su mochila, rogando que los rayos x de la entrada no detecte su traje

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La rubia suspira mientras intenta hacer que los nervios no se le noten en la cara, había decidido seguir en el plan y es por eso que no podía evitar mirar constantemente su mochila, rogando que los rayos x de la entrada no detecte su traje.

—Esta es la casa de monedas que produce monedas para ambas coreas. —Explicaba la profesora cuando el autobús se detiene enfrente de la casa de moneda.

Alaska o en ese momento Roseanne, toma su mochila y se coloca en el hombro, se mete en su papel de una alumna destacada que no le gusta socializar. Le tira una mirada a Kim Anne, la chiquita que forma parte del plan sin que ella esté enterada.

La fila va a avanzando rápido, por lo que permite voltear a ver discretamente a la de peluca rubia y morada, Nairobi y Tokio, quienes avisan a los demás miembros del atraco que Anne y Alaska habían entrado sin problemas.

Afortunadamente, la revisión de mochilas no está permitido para ellos porque según las autoridades, los jóvenes como ellos no le harían nada malo contra su patria. Qué idiotas.

Sigue al grupo de jóvenes hasta que escucha la voz de Berlín atreves del audífono bien camuflado con su cabello, donde le dice que estaban dentro, que se prepare porque no tardan en hacer su gran entrada.

No tardaron en escucharse los disparos y luego siguió su excelente actuación, salió corriendo junto con el grupo de alumnos por todo el lugar, gritando y esquivando a los infiltrados de trajes rojos.

El instinto de supervivencia de los jóvenes parecía fallarles, pues corrieron a la entrada donde se encontraba Nairobi, quien con solo mostrarles el arma salieron corriendo en dirección contraria.

—¡Tú! ¡Regresa con los de tu grupo si no quieres que te vuele la cabeza! —Grito Nairobi en dirección a Chaewon.

—¡Por favor, déjanos en paz! —Grito la rubia antes de salir corriendo.

Nairobi se tragó la carcajada para seguir asustando a los estudiantes y guardias de seguridad.

Alaska corría por el lugar hasta que se dio cuenta de algo, Kim Anne faltaba. Entonces salió corriendo en dirección contraria mientras la buscaba, se topó con Tokio quien no dudo en preguntarle donde estaba la chica.

Ambas pasaron por un pasillo donde escucharon unos sollozos y una voz.

—Entra primero, cuando salgan me tienes que apuntar y yo voy a gritar. —Ordena Alaska.

Y así fue, se escuchó gritos por un momento y luego la puerta se abrió de golpe, Tokio le apunto con el arma a las dos estudiantes haciendo que ambas gritaran y rogaran por sus vidas. Las empujo hasta reunirlas con los demás.

Luego seguía la parte que menos le gusto del plan.

Los estudiantes, los miembros de la casa de moneda y la profesora no tenían los ojos vendados, por qué necesitaban apreciar la realidad detrás de la estudiante rubia. Abrió su mochila y de este saco la máscara que será famosa en los próximos días.

—Espero que no se hayan encariñado con el nombre de Park Roseanne —Dijo Berlín—. Alaska —La llamo.

La rubia hizo caso al líder del atraco, se colocó a lado de Río quien le extendió un rifle. Los murmullos empezaron al igual que el inicio del atraco que marco historia en la corea unificada. Comenzó el atraco.

NOTA: un capítulo antes de mi semana de exámenes

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NOTA: un capítulo antes de mi semana de exámenes. Espero terminar antes de que se estrene la segunda temporada ¡Que emoción!

𝘈𝘛𝘙𝘈𝘊𝘖; 𝘙𝘪𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora