Capítulo 35

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Draco Malfoy.

Seguía llorando en los brazos de Severus después de que él me ayudara a llegar a mi habitación, sentía que no podía respirar, sentía tristeza y odio al mismo tiempo, no había encontrado a Blaise por ningún lado para que el final la señora Pomfrey fuera a buscarme solo para decirme que habían atacado a Blaise. Las caricias de Severus a mi cabello me calmaba un poco, pero el dolor seguía allí, quería matar a alguien, un castaño con miopía llamado Potter, lo quería muerto, pero por esos malditos horrocrux que sólo él sabrá donde están, es que no lo asesino.

La puerta de mi habitación fue abierta haciendo que las caricias a mi cabello pararán, mire en dirección a la puerta y no  había nadie allí, hasta que  Regulus apareció quitándose la capa de invisibilidad.

— tío... — susurre sin separarme de Severus.

Regulus cerró la puerta y dejó un libro rojo en la mesa de noche.

mi serpiente, ven aquí — murmuró acercándose a mi.

Me separe de Severus para ser abrazado por Regulus, no había mucha diferencia del abrazo de Severus, ambos podían ser fríos y cálidos cuando quisieran, pero conmigo siempre había esa calidez de un padre que ama a su hijo. Mis lágrimas ya se habían calmado un poco así que no tuve que preocuparme de mojar a Regulus con mis lágrimas.

se lo que estas pasando Draco, creeme que lo se muy bien — susurro Regulus con cierto dolor.

Parecía que el recuerdo de lo que había pasado años atrás lo dañaba bastante. No sabía bien que fue lo que paso cuando él asistía a Hogwarts, pero el recuerdo aún lo daña.

¿puedes explicarme? — pregunté entre sollozos.

Odiaba no poder controlar mis lágrimas en este momento, al menos estaba siendo vulnerable con mi tío y mi padrino, y no con algún extraño. Regulus busco la mano de Severus, la cual este tomo con mucha delicadeza. El libro rojo que antes estaba en la mesa de noche ahora estaba en la mano libre de Severus, ambos miraban ese libro como si estuviera maldito.

este libro, puede que te ayude — susurro Regulus sin dejar de abrazarme.

Mire el libro con curiosidad, era rojo y tenía un león en el medio, a simple vista se notaba que pertenecía a algún gryffindor. Severus puso el libro en mis manos, sus manos estaban temblando, había algo que no me estaban diciendo y eso era la causa de su actual preocupación.

¿de que me va a servir este libro? — pregunté separadome de Regulus.

bueno... Supongo que quieres una mejor explicación del porqué te damos el libro, y la razón del porqué entiendo tu dolor actual — afirmó Regulus, a lo cual yo asentí para que el continuara hablando.

¿has escuchado sobre los merodeadores? — Severus preguntó con notable desprecio.

Era muy obvio que había escuchado de ellos, más de una vez había odio hablar del cuarteto de amigos inseparables que alguna vez estudió en Hogwarts.

eran los mayores bromistas de Hogwarts, aunque aveces sus bromas llegaban a ir demasiado lejos, se decía que eran amigos inseparables — conteste confundido por la pregunta.

¿sabes quienes formaban parte de los merodeadores? — preguntó esta vez Regulus.

Sigo sin saber a dónde van estas preguntas, pero aún así conteste.

mi tío muerto, el profesor Lupin, la rata traidora de Pettigrew y el padre de Potter — conteste confundido — ¿por qué me preguntan todo eso? —.

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