Capítulo 18

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El chico de ojos azul zafiro se paseaba de izquierda a derecha con suma delicadeza por el cuarto. Se acercó a una ventana y observó en silencio las grises nubes que opacaban el cielo, amenazando con desatar una furiosa tormenta en cualquier momento.

Escuchó un pequeño lloriqueo que le hizo apartar la vista y bajarla a sus brazos. Observó el pequeño bebé dormido en sus brazos, envuelto en una manta azul claro dejando solo a la vista su tranquilo rostro.

— Shhh. — Lo calmó Jimin sobando su mejilla. — Tranquilo bebé, papi está aquí contigo.

Sus delicadas manos rozaron la mejilla del crío que se removió un poco con sus cejas unidas antes de caer nuevamente dormido. Jimin mantuvo la vista otros segundos y avanzó al sofá para depositar allí al bebé con sumo cuidado. Levantó la mirada justo cuando llamaron a la puerta, él se acercó rápidamente.

— Mi señor. — La mujer frente a él se inclinó.

— Yvette. — Contestó Jimin inclinándose frente a la nodriza. — Ahora está dormido, ¿crees poder despertarlo?

— Claro mi señor. — La mujer ingresó tímidamente al lugar. — ¡Oh, pero si es divino!

La mujer agarró al pequeño bebé entre sus manos y se sentó en el sofá con él. Jimin suspiró cansado mientras la mujer levantaba su ropa en la parte superior del pecho para dejar a la vista su seno. El bebé lloró un poco cuando la mujer lentamente masajeó su cabeza para despertarla.

— Toma pequeño, es hora de comer. — Susurró la mujer acercándolo a su pecho.

El pequeño lloro un poco pero se calló apenas sintió la tibia piel de la mujer. Se pegó a ella tomando su pezón y sobó su pequeña oreja mientras succionaba con fuerza. Jimin sonrió un poco al ver a su hijo tan tranquilo y nuevamente observó por la ventana.

— Es muy hermoso, mi señor. — Yvette volteó al ver al apuesto hombre junto a la ventana. — Una pena que haya perdido sus ojos azules y sido reemplazados por el café, eran sumamente bellos.

— Lucían azules la primera vez debido a la magia. — Jimin observó a su pequeño que había vuelto a caer dormida, solamente haciendo un movimiento en su mandíbula para alimentarse. — Supongo que ahora serán cafés.

— Lo comprendo. — La mujer asintió. — ¿Cómo va a llamarlo?

— Yoongi. — Leviathan rió con suma delicadeza. — Se llamará Yoongi.

— ¿Mi señor? — La mujer lució confundida. — ¿Está usted seguro de que quiere eso?

— Lo quiero. — Leviathan asintió. — Debe ser así.

— ¿Por qué? — Preguntó la mujer.

— Si quiero que funcione lo que planeo hacer. — Jimin se acercó para sentarse junto a ella y observar a su hijo más de cerca.

— Mi señor... — La mujer sonrió un poco. — ¿Puedo saber qué es lo que desea hacer?

— Cuando sucede lo sabrá, mi buena Yvette. — Jimin observó nuevamente por la ventana. — El viento escucha, los murmullos cada vez son más fuertes. No tardamos en ser escuchados.

La mujer observó el exterior, los árboles se mecían debido a la fuerza del viento.

— ¿El viento escucha? — Repitió la mujer confundida.

— Mi querido Jereth, Yvette. — Leviathan le sonrió. — Lucifer. Él escucha.

La mujer observó el cielo nuevamente con preocupación.

— Creí que ellos se habían ido, mi señor. — La mujer lo observó fijamente.

— ¿Ido? — Leviathan rió y se levantó de nuevo. — Ellos no se han ido, mi querida Yvette. Nunca lo harán, nunca lo haremos, no ahora que nuestras realidades se han vuelto a quebrar.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora