Capítulo 12 | Ira

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Semana 4.


El funeral de Jeon Jungkook fue algo lamentable.

Apenas la familia tuvo recursos suficientes para pagar un ataúd decente, así que Jeon Jungkook fue enterrado en lo que pudo casi clasificarse como una caja de cartón. Ni una sola decoración, era un simple ataúd de madera increíblemente frágil. La familia y Yoongi eran los únicos presentes, un puñado de personas vestidas de negro y llorando en silencio en aquella tarde gris.

Los paraguas negros estaban abiertos, todos vestían de negro, se lamentaban en silencio la pérdida del mayor de los hermanos. La familia de Jungkook barría con la mirada a Yoongi, como si él hubiese sido el causante de todo esto, ya que en parte lo era. Aquellas promesas de que se salvaría y estaría bien parecían ser en vano. Aquella esperanza había muerto, la realidad los había golpeado tan fuerte que el dolor era apenas existente.

El rencor y la venganza burbujeaban como fuego ardiente en el cuerpo de todos los presentes. Ira, enojo, todo sentimiento destructivo cegado por el dolor.

—Que en paz descanse —finalizó el padre—. Amén.

—Amén. —repitieron todos.

Y quedó un bulto de tierra frente a una cruz hecha de piedra. Yoongi la observaba hipnotizado, sintiendo el tiempo y el mundo dar vueltas a su alrededor, pero él apenas intentó moverse. No fue hasta que sintió sus piernas temblar que tomó consciencia de lo que sucedía.

La noche había comenzado a caer, el atardecer bañaba las lápidas del cementerio como un suave manto de luz cálida. Una luz para reconfortar a los muertos de sus fríos destinos.

—¿Es triste, no? —escuchó a su espalda— Morir.

Yoongi sintió su piel helarse, algo frío recorrer su nuca y erizar cada vello de su piel. El aliento se le cortó y pequeños temblores se apoderaron de su cuerpo, su garganta se había secado, cerrado, impidiéndole respirar. Se aferró a su paraguas con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos y lentamente fue volteando, sintiendo la sangre conforme se movía.

Y lo vio.

Jeon Jungkook estaba ahí pero no lucía enfermo. Un chico hermoso, dolorosamente atractivo se encontraba frente al médico, de hermoso cabello castaño cayéndole un el rostro, ojos café claro viéndolo fijamente y piel suave y blanca, sin ninguna marca.

—¿Qué? —Yoongi observó la lápida y se sintió helar más— No... Espera... Tú...

—Estoy muerto. Lo sé. —habló fríamente el chico frente a él.

Bien...

¿QUÉ MIERDA ESTABA PASANDO?

—No. No, estoy soñando —Yoongi comenzó a retroceder, tropezando torpemente—. ¡TÚ ESTÁS MUERTO!

—Oh, claro que lo está —escuchó otra voz a sus espaldas—. Todos lo estamos, ¿no?

—¿Jihyun?

Yoongi observó perplejo al segundo chico que estaba detrás de él. Tragó duro y sintió que el aliento se le fue, preso de pánico y de miedo. Quería correr, quería gritar, pero su cuerpo se encontraba congelado, impidiéndole moverse o emitir sonido alguno.

—T-tú... —Yoongi lo señaló temblando— T-tú estás m-muerto...

Jungkook observó al chico frente a él quien también le devolvió la mirada. Ambos dirigieron la mirada a otra lápida que se encontraba a su costado. Una chica rubia se encontraba sentada con las manos aferradas a sus rodillas.

—Es extraño que aún no se haya dado cuenta. —comentó la chica.

Yoongi pegó un brinco y observó a la chica detrás de él. Lucía tan hermosa y tan... viva.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora