Capítulo 9 | Soberbia

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Semana 1.


Aquel lunes había amanecido completamente nublado. Las espesas nubes grisáceas cubrían el sol de las calles italianas que lucían apagadas. Los charcos oscuros en la calle, la poca luz, la expresión de disgusto en la gente cuando pasaban y los gritos habían sido tan solo el inicio de aquel pesado día.

Min Yoongi se paseaba por las calles con la barbilla en alto y un paraguas, vistiendo como siempre su impecable traje negro y su reloj de oro. Lo observaba cada que se detenía en la calle y soltaba un suspiro, observando con el rabillo del ojo a las demás personas a su alrededor. Las examinaba de pies a cabeza con un mal ojo crítico, pero quedándose callado.

Carraspeó un poco la garganta captando la atención de una linda chica junto a él que vestía también bastante bien. La mujer lo examinó un poco y esbozó una sonrisa.

—¿De dónde es su reloj? —preguntó ella interesada.

—Oh, ¿me hablaba? —Yoongi la observó.

—Sí, lo lamento. Es que me encanta su reloj, ¿dónde lo compró?

—Casio —contestó Yoongi sonriente—. ¿Hermoso, no?

—Bastante lujoso. Me gusta.

Yoongi ensanchó su sonrisa esperando que la mujer dijera algo más pero el semáforo cambió a rojo permitiéndoles cruzar. Yoongi se separó de la mujer y siguió avanzando por las calles hasta desviarse a unos callejones que le hicieron poner mala cara. Observó el entorno con las cejas ligeramente unidas y se apuró para no manchar su fino e impecable traje recién lavado. Cuando finalmente lo atravesó se dirigió a otras calles que no estaban en muy buen estado.

Había bastantes grietas en las banquetas, construcciones pobres, la mayoría sin ventanas o cubiertas con mantas. Algunas personas se paseaban por ahí, señoras mayores que lo observaban con grandes ojos. Hombres y niños que también se encontraban paseando o comprando cosas posaron sus ojos en él, viéndolo de pies a cabeza mientras Yoongi avanzaba con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

Quizás por dentro le frustraba estar allí. Él no pertenecía a esa "clase social" con todo el dinero que poseía, pero ser admirado y sentirse superior le hizo quizás hallar la gracia en eso. Se orgullo se infló, caminando con mayor seguridad y desprendiendo un aura extraña y agresiva que provocaba que incluso las personas se abrieran cuando pasaba junto a ellas.

—¿Disculpe? —llamó Yoongi a una mujer que estaba sentada en la banqueta con unos dulces— ¿Podría decirme por favor dónde se encuentra la casa número doce? Ya que poner números en un lugar visible o siquiera ponerlos cuesta tanto trabajo por estos rumbos, espero mínimo que la... gente... —fingió sonreír—. Se digne a contestarle a un médico perdido.

La mujer parpadeó repetidas veces antes de bajar un poco la mirada.

—El doce está al finalizar la calle, junto a los abarrotes. —murmuró penosamente.

Yoongi se dio la vuelta y comenzó a avanzar sin siquiera agradecer. Cuando finalmente llegó frente a la casa que buscaba. Alzó una ceja e hizo una pequeña mueca al ver el estado tan deplorable en la que se encontraba.

Un jardín sucio con altas hierbas y ropa tendida en unos hilos meramente improvisados que se aferraban a unas ramas y una ventana rota. Había cajas para cubrir algunas grietas e inclusive unos cuartos en la parte de arriba se hallaban sin pared, permitiendo ver el interior a medio construir, lleno de polvo, piedras y barrotes de hierro.

Yoongi negó con la cabeza y se acercó a la puerta, tocando tres veces y esperando a que abrieran. Observó nuevamente su reloj y suspiró nuevamente, mordiendo su mejilla derecha por dentro.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora