Capítulo 24

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Silencio.

Era un silencio gélido en el que solo se escuchaban las gotas de agua cayendo contra el pequeño charco a los pies del chico desnudo, abrazándose a sí mismo, el rostro hundido entre sus rodillas pegadas a su pecho.

Se abrazó con más fuerza al sentir el frío recorriendo su cuerpo violentamente. Mordió sus labios en un desesperado intento de concentrarse en el dolor de sus labios que en el frío. No funcionaba. Desesperó.

Se arrastró pecho tierra hacia la puerta de piedra, sin embargo hubo un punto donde no pudo más y se dejó caer al suelo escuchando un sonido de metal. Se removió azotando las cadenas que lo sujetaban de los tobillos contra el frío suelo y recordándole que era prisionero. No podía escapar.

No veía nada. Lo habían privado de la vista. Tanteaba el suelo tratando de encontrar algo hasta sentir un plato. Lo arrastró hacia él y lo tomó antes de irlo a estrellar con fuerza hacia la pared. Lo aventó creando un escándalo cuando éste se hizo trizas y toda la comida cayó embarrándose en la pared.

Escuchó unas pisadas y una puerta abrirse. Retrocedió un poco, gritó agudo y fue tomado violentamente del cabello para que levantara la mirada.

— Te la vas a tragar así tenga que meterte la mano a la boca para que lo hagas. — Amenazó fríamente Taylor tirando más de su cabello. — No me interesa que esté en el suelo o putrefacta. Cómela.

Jimin se mantuvo en un largo silencio con la respiración pesada.

— ¿No? — Taylor sonrió. — ¿Tendremos que proceder a la mala?

— Devuélveme la vista y mis poderes. — Amenazó Jimin. — Enfréntame como es debido, ¡maldito cobarde!

Obtuvo una fuerte bofetada que lo mandó de nuevo al suelo. Se tocó la mejilla sintiendo algo caliente irse deslizando por su boca, toda la zona quemó y ardió con los segundos. Un cosquilleo desagradable que le hizo voltear furioso de nuevo hacia donde creía, estaba Satanás.

— ¿Sabes cuánto detesto tratarte así? — Taylor sobó después su mejilla con delicadeza. — Pero no me dejas otra alternativa precioso.

— Suéltame. — Suplicó Jimin aferrándose a sus manos. — ¡Taylor suéltame!

— ¿Qué recibo yo a cambio? — Sonrió cruelmente.

— Tay... — La voz de Jimin brotó llena de súplica. — Por favor. No volveré a cruzarme en tu camino nunca más, me mantendré oculto, no te molestaré. Taylor... — Suplicó de nuevo y reforzó el agarre cuando el susodicho trató de zafarse. — Haré lo que sea. Por favor, suéltame.

— ¿Lo que sea? — Taylor se burló.

— P-pero... — Balbuceó Jimin pero fue callado.

— Ya hablaste precioso. Lo siento. — Taylor sonrió. — Debes meditar mejor tus palabras la próxima vez.

Jimin se mantuvo en silencio sintiendo el agarre de Taylor alejarse de su rostro. Tembló un poco y se puso en cuclillas para acomodarse cuando sintió que fue acostado bruscamente en el suelo y unos labios comenzaron a depositar suaves besos en la curvatura de sus hombros.

— ¡No! — Gritó violentamente el rubio. — ¡No, por favor no!

— Cállate precioso. Me harás enojar. — Susurró Taylor con fuerza tomándolo de su barbilla.

— ¡No te he hecho nada! ¡¿Por qué haces esto?! — Gritó de nuevo el rubio con lágrimas escurriendo de sus ojos.

— Porque es divertido. — Se burló Taylor. — Ahora abre tus lindas piernas, sé bueno esta vez.

— ¡NO! — Volvió a gritar Jimin revolcándose en sus brazos.

No puedo evitar lo que sucedió. Estaba desnudo, atado, era vulnerable. Fue golpeado y aún por más que suplicó aquello no impidió que el demonio lo violara nuevamente. Lo sintió entrar duramente en él y embestirlo sacándole gritos de dolor. Le suplicó tantas veces pudo que se detuviera, que frenara. No aguantaba. No aguantaba el dolor y ser utilizado así después de tantas veces. Dolía.

Jereth se mantenía del otro lado de la puerta con una sonrisa escuchando todo. Relamió sus labios y negó con su cabeza divertido antes de comenzar a reír y alejarse a paso lento cruzado de brazos.

— Si serás maldito. — Susurró con un brillo en sus ojos y regresando al bosque.

Avanzó a paso lento hasta detenerse en una gran vegetación largos minutos después. Alzó la vista al cielo y estiró sus manos. Comenzó a llover.

Regresó la vista al frente, hacia la cabaña. Avanzó a paso lento y se coló como una sombra en el interior, con un sigilo y silencio que debido a ello, nadie lo notó.

— ¿Cuánto más deberemos esperar? — Preguntaba uno de los hombres con túnica negra.

— ¡Debemos atacar! — Gritó otro.

— El jefe nos dijo que todo estaría bien. — Habló un tercero. — Debemos confiar en él.

— ¡No ha dado rastros de vida! — Gritó de nuevo el primero.

Jereth entrecerró sus ojos observando a uno de los hombres que se mantenía en silencio hasta que levantó un poco su mano callando a todos.

— El jefe me ha pedido mantener el orden. —Contestó roncamente. — Confío en Jimin. Todos lo hacemos. Si decidió correr este riesgo es porque algo bueno saldrá de esto al final. ¿Me equivoco?

— Es cierto. Es astuto. — Habló el segundo.

Jereth esbozó una sonrisa.

— Bien. — El hombre que había tomado la palabra levantó más sus manos mostrando un pequeño tatuaje de sol en su muñeca izquierda. — Seguiremos con el protocolo ciudadano mientras no esté. Los mantendremos informados.

La reunión finalizó.

Jereth asintió un poco y se esfumó en una nube negra después de unas horas observando y escuchando. Apareció nuevamente donde estaban antes, observando a Taylor sentado en un sofá completamente desnudo. Lamió sus labios.

— Ah, ahí estás mi angelito. — Taylor le sonrió. — Ven acá. ¿Por qué desapareciste?

— Lo siento mi señor. — Jereth sonrió divertido. — No quería interrumpirlo de su... cita con Leviathan.

— ¿Estás celoso angelito? — Preguntó Taylor divertido.

— ¡Nada de eso! — Jereth negó repetidas veces en su cabeza y se cruzó de brazos. — ¿Me disculpa? Quiero descansar un rato.

Comenzó a avanzar pero sintió que fue tomado de los brazos. Soltó un largo suspiro y dirigió la mirada detrás de su hombro para ver a Taylor. Se dejó acomodar y se mantuvo en silencio cuando sintió que el otro demonio besó con suavidad. No correspondió.

— Sabes por qué hago esto. — Taylor sobó su mejilla. — Sabes que a ti es a quien amo.

— Lo sé. — Jereth sonrió un poco. — Solo que es un poco extraño... compartirte,

— Entiendo. — Taylor sobó de nuevo y lo besó de nuevo. — Ve a descansar angelito. Mañana tenemos cosas que hacer.

El demonio de ojos negros y pupila roja asintió y se separó del demonio mayor. Retomó su caminata a las habitaciones y allí se dejó caer en la cama en completo silencio. Observaba fijamente la negrura que se apoderaba de aquel entorno y el gélido silencio que poco a poco lo engullía.

Finalmente sus párpados comenzaron a cerrarse y aunque dormir una fuera una necesidad para él, decidió hacerlo. Desconectarse de la realidad. Huir... al menos... un par de minutos.










LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora