Capítulo 34: Fermamente.

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Ichiji sabía que su hermano podía enojarse e incluso responder a las agresiones, pero, en ese momento, los ojos de Sanji reflejaban algo nunca visto en su persona, la cruda sed de violencia que solo había podido encontrar al verse al espejo en sus peores momentos.

El rubio apretó el celular con fuerza haciéndolo crujir, por lo que Zoro optó por quitárselo.


        -Si haces fuerza se abrirán tus heridas- dijo para evitar que se lastimara, pero sin intención de reprimir sus emociones.


El hermano mayor esperaba golpes, una explosión de ira, algo parecido a lo que él mismo había pasado, pero esto nunca llegó.

Sanji controló su respiración para tranquilizarse un poco -Podrías llamar a Usopp? Dile que traiga algo en que escribir-

Al comprender de qué se trataba la petición, salió en busca de su amigo.


        -Cómo lo haces?- preguntó Ichiji extrañado.


        -Hacer, que?-


        -Lo odias, puedo verlo en tus ojos, y casi aplastas mi telefono, pero ahora solo estás. . . ahí sentado-


Estaba ya tan acostumbrado a liberar sus emociones por medio de la música, que olvidó que los estallidos destructivos eran vistos como lo normal en su círculo familiar.


        -Es algo que aprendí con mis nakama- respondió recobrando conciencia de su entorno. -No es como si pudiera ir a buscarlo y partirle la cabeza a patadas, ya fue condenado a pagar por toda la mierda que hizo. Eso no evita que quiera hacerlo, pero hay mejores formas de sacar lo que sientes-


Con paso firme, Usopp entró ignorando a los dos visitantes y entregó cuaderno y pluma a su amigo.

La intriga de Ichiji era casi palpable. Al notarlo, Sanji le invitó con un gesto a que se acercara, así, con suerte, se animaría a intentarlo en algún momento. Fue entonces que el bajista comenzó a escribir.



¿Qué tal resultaron tus planes? Conseguiste lo que querías? Piensa que, ahora que no tienes control sobre nadie, no podrás obligarnos a visitarte, o ir a tu funeral cuando dejes de respirar. Nadie tiene nada bueno que decir de ti, de todos modos, sería un funeral aburrido.

Puedes patear, amenazar y gritar todo lo que quieras, pero no servirá de nada pues, a donde vas, ni tu Dios podrá ayudarte. Aun así, no creo que ese podrido corazón aguante mucho. Por qué no intentas matarnos ahora? Tal vez pueden aumentarte la condena.

A fin de cuentas, la única vida con la que lograste terminar es la tuya ya que, sin dinero, sin poder ni amor, no eres más que un simple chiste que quedará en el olvido una vez nos cansemos de reir de el. Pero descuida, mi grupo de desviados y yo iremos a visitarte, cuando estés 3 metros bajo tierra para bailar y escupir sobre tu tumba.

ATTE: Tu muy feliz y próspero hijo muerto.




        -Vas a enviarle una carta?- preguntó el pelirrojo con malicia.


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