14. Noche de disfraces

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Aun sujetando el pomo de la puerta, la aprendiz, estaba plantada y mirándo a la pareja, con clara confusíon en su rostro.

—¡Largo!— Ordenó Brent de mal humor.

—L-lo, lo lamento mucho— Finalmente salió y cerró la puerta.

Tras avanzar algunos pasos, le dió un vistazo mas al camerino y no pudo evitar bufar.

—Es un empedernido de lo peor, primero con ese tonto de Aria y ahora con ese omega— Hizo una mueca y siguió su camino.

Brent estaba en pánico, pues Aria estaba en ese mismo edificio, asi que se movió veloz para tomar su saco.

—Hay que irnos ahora mismo.

Brent sujetó la mano del omega y lo obligó a salir con prisa.

—¿Estas ansioso por estar a solas?— El rubio soltó una risilla, pues creía divertido salir corriendo.

—Tu maleta, ¿Dónde la dejaste?

—En recepción ¡Ay!

El omega fue halado con algo de rudeza, cuando desviaron de pasillo hacia las escaleras.

En menos de tres minutos ya estaban en el estacionamiento.

—Toma, yo te indicaré el camino.

Zasha atrapó las llaves que Brent le lanzó y mientras el alfa guadaba el equipaje, el omega se metió al carro, muy extrañado por la actitud del alto.

—¿Qué está pasándote? Estas muy raro— El rubio se negó a conducir hasta obtener respuesta.

Brent estaba paranoico, mirando a los lados, pero él sabia ser astuto y por supuesto, muy bueno actuando. Una mano suya se presionó en la nuca de Zasha para acercarlo a él y la otra mano avanzó descarada por la pierna del omega.

—¿No es obvio? Planeo devorarte lo antes posible— Su mirada sugerente y su aliento sobre el cuello del contrario, bastó para hacer titubear al omega que solo sonrió tembloroso.

Aquel gesto bastó para que Zasha condujera, guiado por Brent que le indicaba la ruta.

*

Aria avanzaba mientras se masajeaba la cabeza, aunque su camino fue interrumpido por su rival, quien siempre le lanzaba miradas que lo criticaban por todo.

—Toma esto, dáselo a tu jefe.

Aria sujetó unos documentos que Lana casi le lanzó al aire.

—¿Qué es esto?— Hojeó superficialmente. —Debiste dejarlo con el señor Sandini, está en el camerino— Le reclamó mientras leía un poco de algunas invitaciones para algunos eventos.

—Ni de chiste regreso con ese patán que solo sabe gritar a todo el mundo— Tras recordar lo que presenció, le sonrió con burla a Aria. —No creí que estuvieras tan desesperado, que nisiquiera te importa ser uno mas del monton.

—¿De qué hablas, loca?

—No pienso desperdiciar mi tiempo, explicándote— Avanzó riendo.

—Demente— Murmuró Aria, sin tener idea de lo que decía Lana.

Tras avanzar hacia el camerino, encontró el lugar vacío.

—¿Huh? ¿Ya se fué?— Rebuscó, notando que su saco y teléfono, no estaban.

Tomó su teléfono y llamó, pero pronto su llamada fue transferida al buzon. El teléfono estaba apagado.

Tras salir al set, miró y buscó entre los empleados.

Destinado al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora