Van comandó las tropas hasta el otro extremo de la entrada a la manada, sabía que el enemigo trataría de tomarlos por sorpresa, pero esta vez tenían todo planeado.
El Alfa detuvo su caballo cuando un grupo de alfas con armaduras los esperaba en el límite de sus territorios. Van reconocía esa barba rojiza.
—¿Ragnar, qué haces aquí?
—¡Jah! Como si fuera a perderme la oportunidad de patear traseros de Garth. Ademas nosotros no podíamos dejarlo solo, sobre todo cuando usted fue tan buen amigo y compartió a nuestro lado— Le aseguró del hombre grande y corpulento.
Van hizo un barrido con su mirada, viendo a todos los compañeros y amigos que hizo en el gremio. Cada uno de veía decidido a luchar a su lado.
—Se los agradezco, vamos entonces— Aceptó Van.
Ragnar movió la cabeza y lo siguió de cerca junto a sus hombres.
—Vamos a recibir una paliza, pero al menos los venceremos al final— Comentó Van en tono bromista.
—Asi será y no se preocupe, nosotros vamos a cuidarle la espalda, incluso si es a costa de nuestra vida. No tendría cara para pararme delante de su Omega y decirle que no pudimos protegerlo— Respondió Ragnar de buen humor.
—Por favor, me temo que yo terminaré salvando sus traseros del enemigo— Respondió el Alfa con sorna.
El grupo marchó entre bromas y cortas carcajadas, hasta que llegó al punto fijo.
No se equivocaron ante la suposicion de que el enemigo trararia de sorprenderlos, pues a la lejania, cruzando unas colinas se acercaba varias tropas confiadas en traspasarlos y ver caer a la manada.
Jefes de tropas y comandantes se vieron sorprendidos cuando notaron que cerca a la manada, los esperaban soldados de Folke y aliados de Berquist.
Van no les daría el gusto de ser tomados por sorpresa, sabía que ardides usarían y por ello no les daría tregua. Tan pronto como desenvainó su espada, su gruñido bastó para que sus amigos y las tropas, emprendieran carrera, pues batallarían ferozmente hasta vencer.
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Fuera de la manada, en la ruta principal hacia sus puertas principales de Folke, Fredrick y todos sus hombres esperaban el arribo del enemigo.
No hizo falta esperar mucho, pues al parecer Garth pretendía sorprenderlos en el alba, imaginando que no estarian preparados.
.
Las enormes tropas de Garth se alinearon una vez llegaron al punto indicado, viendo que Folke ya los esperaba.
Siendo de los últimos en arribar, Gerd cruzó sobre su caballo entre sus tropas hasta llegar al frente.
El ambiente se sentía diferente, sus planes cambiaron y confiado en su poderío militar y sus planes para sobrepasar a Folke, ahora parecian mas complicados de realizar.
¿Por qué Folke los esperaba con un ejército inmenso?
Gerd gruñó de mal humor, pues tan ansioso como se sentía por sus intereses propios, le aseguró hace pocas horas a su hermano, que él solo acabaría y devastaría Folke. Ahora le parecia complicado de cumplir la promesa a Jesper que se quedó en el campamento.
Los cuernos de guerra resonaban por ambos bandos, el cielo nublado parecía avecinar la catastrofe, pero Gerd no sentía ese aura que siempre le dió confianza al momento de batallar y destruir todo a su paso.
—Malditos lobos— Gruñó Gerd, al ver el trabajo que le costaría lidiar con Folke.
—Mi señor, esperamos sus órdenes— Le habló su general.
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Destinado al Alfa
FantasyLibro II. Segunda parte de: EDUCANDO AL ALFA Aria Johans se ha enamorado a primera vista de Brent Sandini, un alfa de mal humor, grosero y engreído. Mientras la vida de Aria es un caos trabajando para Brent. En un mundo de sueños, es espectador de o...