Destinado al Alfa

57. Libérame

—¡Llegaron!

El aviso corrió por todo el palacio.

Pasaron treinta días desde la partida de la familia Gregos y finalmente estaban de regreso.

Arin y Sten los recibieron, sin duda sus ausencias se hicieron sentir.

Vali bajó del carruaje, notándose ansioso por algo.

—¿A donde vas?— Albis no le dejó avanzar.

Solo entonces Vali pensó mejor, inconcientemente quiso ir a buscar a Marien, algo raro e impulsivo. Negó y siguió a su familia que ingresaba al palacio.

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Arisa retornó feliz a su verdadero hogar. Le alivió que el jardin que cuidaba aun estuviera en buenas condiciones, incluso extrañó a sus vecinos y no dudó en ir y llevarles unas galletas que preparó.

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—¿Volvieron?

—Acabo de verlos de camino aqui— Le contó su amiga.

Marien sintió un golpe de alegría ante la noticia, y no era por Dean, ese gusto que tenía por él se estaba borrando, conocerlo y ver de cerca quien era, le hizo ver que el chico no era la gran cosa, en realidad era simple, Dean sabía que era guapo y lo aprovechaba para salir con omegas, se divertía y los tiraba; pero cuando pensaba en Val, todo en él era un enigma que quería descifrar.

Esperó por Vali el día entero, pero no pasó a buscarlo ni asistió a la academia. Estuvo durante mucho rato en la plaza principal, quizá asi coincidirían, pero nada. Cansado, resopló, nisiquiera sabia por qué esperaba, no es que le gustara Val Gregos ¿o, si...?

Su corazon latió veloz en cuanto lo vió aparecer.

Albis y Dean comentaban el viaje, mientras caminaban a la casa del último. Vali estaba con ellos, aunque se mantenía pensativo y callado.

Le sorprendió ver a Marien levantarse de una banqueta y observarlos como un cachorro que espera al amo. Lo vió correr hacia ellos y extendiendo las manos, le causó un malsabor pensar que se delataría con Dean y le confesaría ahi mismo que le gustaba; pero lejos de lo que imaginó, se sorprendió al sentir a Marien estrellandose contra él y abrazandole fuerte.

Las manos de Vali fueron por si solas y cubrió al doncel con su abrazo. Dean y Albis solo sonrieron y siguieron su camino, dejándolos solos.

—Te extrañé.

Vali se sorprendía mas con el doncel. ¿Acaso lo estuvo pensado durante las vacaciones? Lo descubriría ahí mismo y quizá lo dejaría en paz si obtiene una mala respuesta.

Marien sentía que el corazon le estallaría, Vali se acercó y lo besó sin previo aviso. Era su primer beso y nada menos con Val Gregos. No sabía que hacer y ya temblaba, solo el agarre firme del alfa en su espalda le hizo relajarse, cerrar los ojos y dejar que lo besara como quisiera.

Solo la falta de aire los hizo separarse, ambos se miraban desconcertados y recien notando lo concurrido de ese lugar.

—Ven conmigo.

Marien era conciente que no podia demorarse en llegar a casa, pero Val era tan hipnótico que terminó asintiendo y corriendo junto a él.

El doncel sonreía con la hermosa vista de los campos floridos y las luciernagas que las iluminaban en un espectáculo bello. Vali cabalgaba veloz y Marien estaba sujeto tras suyo, sin saber a dónde se dirigían realmente.