18. Donde pertenezco

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Ver tras los ojos de alguien mas, era una extraña sensacion a la que se estaba acostumbrando, pero tambien estaba conciente de que nada de eso le pertenecia.

Ese mundo era de Arin Gregos, el omega en donde se habia colado su alma o ente.

Estando como un espectador, vió muchos momentos de la vida de Arin, su vida como un noble que lo tiene todo, sus aventuras casi infantiles, su primer amor, las locuras que hacia por Sten, quien por cierto tenia gran similitud con el Brent Sandini de su mundo.

Aria sonreía con los intentos de conquista de Arin y de los cuales el alfa despistado no notaba.

El omega de cabellos azafrán, falló en su intento de seducción con Sten, por lo que despues lo buscaba. Cuando lo encontró, se quedó hipnotizado al verlo cortar leña con sus brazos fuertes.

Y para qué mentir, Aria tambien alegraba su vista con los musculos flexionandose y la manera en que sus venas se remarcaban cada vez que ejercía fuerza con sus manos.

—Ya terminaste de bañarte ¿eh?, ¿Necesitas algo?— Le preguntó Sten.

—Necesito que te vistas— Exigió Arin, pues las empleadas curiosas disfrutaban de algo que solo el omega queria para si mismo.

Sten empezó a reir por la exigencia del doncel.

Aria recordó esos gestos en Brent, él no reía como lo hacia Sten, pero ambos eran como una gota de agua identicas en gestos y mirada, demas esta decir que a Aria se le hacia agua la boca con el alfa, al que contemplaba por los ojos de Arin.

Tienes un trasero muy lindo— Alagó Aria, siendo su pensamiento que salió por la boca de Arin.

Sten lo oyó, sorprendido por esas palabras tan directas, en tanto Aria estaba muerto de verguenza, pero ya lo habia dicho y no habia modo de desdecirlo.

—Arin.— Sten se cubrió el posterior con las manos.

—¿Huh? ¿Dije algo malo?— Arin lo miró confundido.

Sten solo movió la cabeza, mientras sonreía por sus ocurrencias.

Arin sintió como salió de su trance y al parecer dijo algo vergonzoso, otra vez. Culpaba de esos lapsus a su lobo, ya que no era la primera vez que algo asi le pasaba, pero ciertamente sospechaba que algo raro ocurría en su cabeza.

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En un abrir y cerrar de ojos, Aria apareció en otro momento de la vida de Arin. Esta vez, presenció una cena tensa e incómoda con sus padres y abuelos.

El mas anciano conservaba su temple y rostro serio, pero vaya que no se contenia cuando de sacar verdades se trataba. Este criticaba que su primer nieto aun no tenga hijos y despues la misma interrogante fue hacia Arin y su alfa.

Aria notó que las cosas no eran sencillas para Arin, ya que el peso de las convenciones igualmente eran exigentes. Para Aria en la epoca en que creció, esas exigencias sería para que concluyera sus estudios de forma satisfactoria, la universidad, conseguir un buen empleo, una familia y claro, una buema posicion económica fruto de sus logros, en si era mucha carga que cumplir con las espectativas de la sociedad; pero el mismo peso para Arin se traducía en ser un buen Omega gobernante al lado de su pareja y procrear descendencia que continue el legado de su linaje puro y superior. El fracaso en su familia, no estaba permitido.

Arin se sintió con las indirectas, por lo que terminó dejando la mesa y huyendo a algun sitio solitario y Sten no tardó en buscarlo para consolarlo.

Mientras Aria oía la platica, no dejaba de comparar a Sten, incluso en ese punto creía que ambos alfas de esa época y de la suya eran la misma persona, en una manifestacion extraordinaria de su mente o quiza la vision de un sueño muy real.

Destinado al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora