43. Oportunidades

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Las gotas por la humedad, caían sobre el suelo cada cierto tiempo, algo para ignorarse, aunque no para Jesper que estaba colmado con el silencio y las gotas estrellándose contra el piso. Sus manos y pies se mantenían encadenados y sus movimientos eran muy limitados, su cabello estaba despeinado, su traje militar ya estaba sucio, sudado y húmedo, ansiaba quitarselo, pues preferia estar desnudo a seguir apestando como ese sitio que apenas y recibia leves rastros del sol.

Su mirada fue a algunos metros donde se divisaba un pasillo que era el unico medio al exterior, allí estando de pie y en postura erguida, se mantenia inmovil el guardia de turno, este llevando un casco que solo dejaba distinguir sus ojos.

Jesper bufó, no importaba si ese alfa escondía su rostro, cuando logre salir acabaría con cada tipo que estuvo ahi y burlandose internamente de su desgracia. Estaba molesto, hace semanas que lo detuvieron y nadie, ninguno de sus aliados intentó una mision de rescate, ese era otro asunto que se cobraría al momento de salir, mataría a todo aquel que no hizo nada para salvarle. Ya nisiquiera podia confiar en su hechicero, en su opinion Dalih fue muy estupido al dejarse atrapar, ahora ambos estaban condenados al encierro hasta su ejecución.

—Los mataré a todos... torturaré hasta la muerte a Arin Gregos y a ese estúpido alfa— Murmuraba Jesper con voz ronca y seca.

Mas tarde, unos pasos y el sonido de las armaduras despertó a Jesper. Tras abrir los ojos se topó con varios soldados cubiertos y con Soren.

—¿La celda está lista?— Cuestionó Soren a un alfa que vino a su encuentro.

—La terminamos y se hicieron las pruebas respectivas, es sólido e irrompible. Se hizo con el setenta por ciento de plata como se ordenó— Le respondió el constructor.

—Bien, entonces trasládenlo.

Jesper solo veía y oía, pero ante la orden de Soren, los soldados lo obligaron a salir de esa celda y varios lo apuntaban con espadas de plata. De mala gana avanzó adentrándose mas a esa especie de calabozo de largos pasillos subterráneos. El puro quedó en frente de una celda personalizada con barrotes de plata.

Eran dos celdas en una, es decir una celda que era cubierta por otra celda, bastante aseguradas para evitar su huida. Dentro habia una cama metálica dura y una cobija, al lado un inodoro precario y cadenas de plata, aseguradas y que provenian de los muros de piedra.

Los soldados le despojaron de toda su ropa y antes de ingresarlo le tiraron cubetas de agua fría, algo que refrescó en algo a Jesper.

—¿Te gusta lo que ves, Soren?— Se mofó Jesper mientras le echaban el agua y Soren observaba el proceso.

—Para nada, verte solo me provoca asco— Respondió el omega sin inmutarse ante la desnudez del alfa de ojos verdes.

A Jesper le pusieron un pantalon simple y un sueter olgado, luego le cambiaron las cadenas por las que habia en la celda, tras ello cerraron la celda con tres candados gruesos y en la siguiente celda de esa lo cerraron tambien con esa misma cantidad de candados.

—¿Y ahora qué? ¿Debo suplicar por mi vida o deseas que te dé una noche inolvidable y placentera a cambio de mi libertad?— Ríó Jesper al oir el gruñido de Soren.

—Jesper Henning, has sido condenado a pasar tus dias en esta fría celda. Has las bromas que quieras, nadie tratará de salvarte, porque todos estan felices de saber que ya no representas peligro... disfruta tu estadía— Fue el turno de Soren para sonreir campante y tras ello se marchó seguido de sus escoltas y guardias.

Jesper respiraba mas furiosamente ante lo que oyó de ese omega. No pasaría el resto de sus días allí, saldría a cualquier costo y terminaria de destruir Folke, ya sea lo ultimo que haga en su vida.

Destinado al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora