Sten vigilaba de cerca a su bebé que gateaba por el jardín, le sorprendía lo rápido que estaba creciendo.
—Ey, cuidado cachorro— Lo levantó cuando estuvo a poco de chocar con la cerca.
El bebé disfrutó el ser levantado alto por su padre, por lo que terminó riendo y enseñando los pequeños dientecitos que le crecían.
—Te adoro tanto, mi cachorro— Caminó por el jardin con su bebé en alto que reía tiernamente. —¿Y ese olor?— Sten percibió algo quemándose.
No quería juzgar mal, pero no le quedaba duda que el causante fuera Arin. Al ingresar a casa, sintió el leve aroma a quemado y a Arin abanicando el aire en la cocina.
—¿Te ocurrió algo?— Preguntó tontamente, porque Arin le dió una mala cara, esa mañana no era su día.
—Sientate y desayuna— Respondió tan solo, dejándole en frente huevos y tocinos quemados de un lado, aunque lo demas estaba bien.
—No tengo mucha hambre...
—¡Pues no me interesa. Te vas a comer todo el desayuno que hice y lo disfrutarás!— Le amenazó Arin sin ápice de humor.
Le arrebató al bebé para alimentarlo y Sten tuvo que obedecer si no quería terminar con una maleta en la calle.
El alfa se terminó la ultima pieza quemada bajo la mirada seria de su omega. Él no podía enojarse, Arisa despertó dos veces a Arin en la madrugada y no quiso dormir enseguida, asi que entendía, cualquiera despertaría de mal humor.
—Arin, te tengo un regalo. Quería obsequiartelo cuando llegara la época de calor, pero creo que puedes tenerlo ahora.
Arin levantó la mirada, curioso por lo que oía. Vió a Sten correr a su habitacion y regresar despues con unas tarjetas.
—¿Qué es esto?— Arin solo vió el nombre de "Alba".
—Me lo obsequiaron unos estudiantes. Estas son invitaciones para un día de relajacion en aguas termales, incluye masajes y cuidado de la piel, o eso fue lo que me dijeron. Esto queda en el extremo oeste de la manada, aunque no lo conozco— Explicaba el alfa.
—¿Existen aguas termales en Folke?
—Tal parece que si. Oí que el lugar es casi nuevo... deberías ir y pasar un día para tí, tambien puedes invitar a otras personas mas, en tanto yo me encargaré de Arisa— Ofreció.
—La idea suena bien, pero tú tienes que ir a tu trabajo.
—Hoy recibiré a mis nuevos estudiantes, asi que el día será relajado, podré llevar a Arisa conmigo y estaremos de regreso antes del atardecer. Yo me encargo de nuestro cachorro— Le aseguró el alfa.
—¡Esta bien, gracias Sten!— Arin no se lo pensó mucho y aceptó usar las invitaciones.
Rato despues, Sten despidió a Arin que fue veloz en mandar llamar a Soren, a Elis y a Emile para que lo acompañen a las aguas termales.
—Díles adios, Arisa— Sten tomó la manita de su bebé y la agitó.
Sten se acomodó la bolsa que tenía en hombros y avanzó con Arisa en brazos rumbo a las barracas.
⚔️
—Lamento la tardanza, hoy tenemos a un pequeño invitado— Se disculpó Sten con el grupo que ya lo esperaba.
Todos ellos pusieron caras enternecidas al ver al bebé que los miraba y balbuceaba.
Sten observó a su grupo, esta vez teniendo a doce aprendices. A simple vista podía reconocer a seis alfas, cinco betas y un... ¿omega?. Eso era nuevo, pues no conoció a un omega que quisiera ser un soldado parte del ejército, salvo por Soren que era un caso excepcional.
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Destinado al Alfa
FantasyLibro II. Segunda parte de: EDUCANDO AL ALFA Aria Johans se ha enamorado a primera vista de Brent Sandini, un alfa de mal humor, grosero y engreído. Mientras la vida de Aria es un caos trabajando para Brent. En un mundo de sueños, es espectador de o...