50. Bienvenido Arisa

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Arin abrazaba su vientre crecido, estaba emocionado, pero las contracciones aumentaban y empezaba a caer en pánico.

Pronto llegó una partera y sus ayudantes que lo atendieron, Sten le sujetaba la mano mientras Arin comenzaba con el trabajo del parto. Gritó por lo doloroso de sentir su cavidad dando paso a su bebé, incluso le pareció que la partera estaba algo molesta por el escándalo.

Cayó sin energías cuando su bebé salió por completo, las omegas lo limpiaban y cubrían, pero habia algo extraño en todo eso.

—¿Por qué no llora?

Nadie le respondió y ellas empezaron a murmurar dándole las espaldas, Arin exigió respuestas hasta que la partera dió media vuelta con el bebé envuelto en brazos.

—No sobrevivió.

La mujer descubrió el manto y le enseñó a su bebé sin vida. Arin terminó gritando con todas sus fuerzas junto a lágrimas gruesas.


—¡Arin! ¡Arin, es una pesadilla!

Tras oir la voz de Sten, Arin abrió los ojos que tenía empañados. Su alfa le ayudó a limpiar sus lágrimas y lo mantenía aferrado a sus brazos.

—Tuve de nuevo esa pesadilla— Dijo en voz baja.

—Lo sé, te oí gritar. Pero eso no va a pasar— Sten acarició el vientre de su omega que estaba en la mitad de su gesta.

Arin se aferró a su alfa, buscando la calma que solo él era capaz de proporcionarle.

—Lo lamento. Por mi culpa, puse a nuestro hijo en riesgo.

—No digas mas y trata de dormir. Ya te disculpaste demasiadas veces.

—Lo siento.

—Procura dormir— Acurrucó en brazos a su omega.


⚔️

Sten pintaba la habitacion que adecuó para su cachorro. Fueron semanas de trabajo arduo, cambiando el piso de madera por unas nuevas, reparando algunos defectos y adecuando la ventana.

Arin apareció en el umbral, viendo el bonito tono cielo de las paredes.

—Está quedando muy bien.

—Deberías estar descansando, no es bueno que camines demasiado— Sten dejó lo que hacía y trató de llevarse a Arin lejos del olor de la pintura fresca.

—Pero si estoy bien, ademas me aburro mucho estando en cama y sin hacer nada.

—¿Y el tejido?

—No salió bien y se arruinó— Arin trató de pasar su tiempo libre, tejiendo como Elis le enseñó, pero en poco terminó perdiendo los estribos cuando no salió como queria, ademas de que los hilos se enredaron y ya no pudo separarlos.

—Entonces lee un poco, Elis te trajo varios libros de cuentos.

—Son para niños— Arin de pronto tuvo una idea. —Ya sé. Salgamos a comprar algunas cosas para el bebé.

Destinado al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora