10- Soltar.

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Aquí estoy.
Han pasado al menos catorce noches desde la última vez que hablamos. Mis entrañas ruegan porque te hable y te pida que vuelvas, arriesgando hasta la última pizca de orgullo que me queda.

Sé que no soy quién para juzgarte por haber actuado como lo hiciste, por haberte alejado cuando debías, por haberte priorizado. Sin embargo, una parte de mí se siente completamente traicionada, y creo que es aquella dulce chica de dieciocho años que esperaba tu mensaje hasta tarde, que mantenía la esperanza de que vinieras y arriesgaras todo por ella, amándola como sabía que merecía ser amada.

Aún recuerdo aquellos días en los que no podía ni conmigo misma, y me encerraba dentro de cuatro paredes, haciéndome pequeña, sin intenciones de ocultar el remolino de emociones que se había desatado en mi interior. Recuerdo lo mucho que temblaba, el sentimiento de no ser suficiente para quienes quería, lo forzada que me sentía a actuar de una manera en particular para llegar a ser aceptada, sin darme cuenta de lo agrietada que eso me dejaría. Y vos siempre estuviste ahí, sosteniéndome para tratar de mantenerme dentro de la claridad, sin permitirme deslizarme por aquella oscuridad que amenazaba con arrasar con todo lo que existía en mi interior. Recuerdo la sensación de paz que me proporcionaba estar entre tus brazos.

A pesar de lo anterior, también comprendo que, aunque eras mi calma, también eras mi posible destrucción.

Luego de haber estado buscando desesperadamente mi hogar, sin esperanzas de encontrarlo en un futuro cercano, vos llegabas y me abrazabas, repitiéndome que todo iba a estar bien, aún cuando ni vos sabías si había verdad en ello. Y sentía que pertenecía, sentía que eras mi hogar.

Nunca vas a entender cuánto amor me costó dejarte ir, y entender que si bien yo quería estar contigo, no podía rogarte que te quedaras ni mucho menos prohibirte que te alejaras, y no sabés cuántas veces me odié por no haber hecho justamente eso, aún sabiendo que era lo mejor.

Jamás vas a entender ninguna de las tantas noches en vela que pasé esperando por vos. Nunca vas a llegar a comprender todas las emociones que recorrían mi interior con tan solo verte llegar. No vas a saber ni la más mínima parte de todo lo que había planeado para nuestro futuro, el cual no se llegó a concretar, ni mucho menos lo hará.

Si bien dejarte ir fue lo mejor, también admito que hasta el día de hoy me sigo preguntando qué hubiera pasado si tan solo te hubiera dicho "no te vayas. Todavía te necesito".

A solas con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora