7. Madrugada del 15 de noviembre.

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Martes 15 de noviembre.

Estaba sola en la habitación, era ya de madrugada ¿Por qué no podía dormir? Suspiré y renegué en la cama, intenté frotarme el poroto mágico pero no pasó nada, me enojé.

María no se había quedado en el cuarto y no me iba a entrometer en donde había ido, pero el problema era que todos teníamos que levantarnos temprano para seguir con el entrenamiento. Hoy el Dr David se iba a encargar de verlos y revisarlos y yo bueno, cuando el doc. les decía, venían a mi. Mañana era el partido asique debía hacer mi arduo trabajo y eso que recién estamos a mitad de noviembre, lo que falta.

Pero... ¿Cómo lo hacía si ni siquiera puedo descansar bien? Al principio creí que era por el cambio de horario, en las dos semanitas que llevo fue desgastante no poder dormir a mis tiempos y con tranquilidad como lo hacía en casa. 

Decidida, me cambié y me puse ropa deportiva muy ligera, quería salir a correr un rato para despejar mi mente del tremendo acontecimiento de ayer, lo malo es que no teníamos cancha cerca si no me mandaba a correr unas horitas. Enseguida mi mente comenzó a divagar en una nube de pensamientos de todo tipo.

Tropecé con una piedra y puteé— La concha de la lora, casi me mato. —si me escuchó el de seguridad, iba a pensar ''que dice esta loca que corre a las 4am'' y tenía razón.

—Malia, tenés que concentrarte mas, vos podes, dejá de pensar boludeces de pendeja de 15 años. —me dije a mí misma en voz alta, me auto retaba, si estaba loca—Pero es que me pone nerviosa ver gente famosa, y sí también soy una estúpida por eso, ni que fueran no sé, Shawn Mendes o Taylor Swift, cálmate tenes 26 años y sos una adulta. Comportate como tal.

Y si. Tenía razón ya pasé la etapa de los ''crushes'' cuando tenía 16 y no quería volver a experimentarlo por un tiempo y más con alguien del trabajo, ni loca.

Cuando ya di unas cuantas vueltas y estaba cansada me dirigí a paso muy lento a la entrada del edificio encendiendo un pucho, estaba a punto de dejarlo lo juro, junto a una botella de agua casi vacía por debajo del brazo.

Me quedé en silencio un rato luego de que se consumiera el cigarrillo, disfrutaba de la noche fresca de Qatar, sentía el aire diferente y pesado pero era una linda experiencia, al darme vuelta para entrar al hotel divisé la presencia de tres muchachos de la selección, no quiero admitir que me asusté pensando que estaba sola.

Ellos estaban a unos metros detrás de mi, justo en la puerta y se que me vieron y y se que ellos saben que los ví, no sabía por que habían salido Enzo Fernández, Leandro Paredes y Julián Álvarez y no iba a preguntar porque no me interesaba. Ponele.

Las tres superpoderosas, les decían en mi barrio, sonreí al recordarlo. Ellos venían con un termos en la mano y un mate que saboreaban los tres, los entiendo, hacía días que no tomo uno bueno y pido perdón a mi compañero Enzo, se hacía querer, pero que no toque más un mate y un termo en su vida. Escuché risas y voces indistinguibles, no podía hacerme la despistada, además si iba a entrar si o si tenía que cruzarme con ellos.

A medida que me acercaba, la miraditas de reojo se hicieron presente— ¿Hola, todo bien chicos?

Empecé saludando a Julián con un beso en la mejilla, poniendo mis manos en su cintura, era costumbre pero no me di cuenta hasta ahora que lo hacía, él tenía el rostro frío y un perfume riquísimo, después pasé a Leandro haciendo el mismo paso, no podía dejar de ver sus ojos claros muy llamativos, por ultimo saludé a Enzo, él con toda la buena onda y su hermosa sonrisa me saludó.

Cualquiera en mi lugar se había hecho pis encima.

—Si, todo bien, vos que onda? —habló este último, guardando su celular y prestando atención a cada movimiento que hacía.

𝔘𝔫 𝔪𝔢𝔰 𝔪á𝔰. (''𝔇𝔦𝔟𝔲'' 𝔐𝔞𝔯𝔱í𝔫𝔢𝔷) 𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora