•Un día... ¿normal?•

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Eran las 6:00 de la mañana, lo que significaba que ya era hora de que Kevin se levantara y fuera al Candy club, donde el trabajaba. Sonó su alarma, su molesta alarma.

Kevin: "Ugh, ya es hora de levantarme." Dijo en un tono de queja, se le veía que no quería ir, pero las cuentas no se iban a pagar solas.

Kevin: "Ni modo." Se había dicho a si mismo, se levanto a darse una ducha y después de eso vestirse con su respectivo uniforme de su trabajo, la parte buena era que vivía cerca de su trabajo, así que jamás se había preocupado por comprar un carro, tomar el autobús o pedir un taxi para ir a su trabajo. Ya había llegado, agradecía que todavía no era Halloween, donde era la época mas problemática (por no decir caótica) del año para el, aunque no faltaba mucho para Halloween.

Kevin: "Tal vez este Halloween no sea tan problemático como los otros." Se dijo a si mismo.

Kevin: "Bueno, tengo que abrir el local." Dijo, esperaba no recibir la visita de Skid y Pump ese día, no quería tener problemas (otra vez), desde que había conocido a esos niños, solo los recordaba como unos imanes de problemas, y eso que solo los había visto una vez, no iban a ese lugar con frecuencia, y si lo hacían, venían con la madre de Skid. En fin, abrió el local y nada fuera del lugar, solo tenía que lidiar con algunos niños corriendo, padres regañándolos y de vez en cuando clientes irritantes, pero ya era algo normal en la vida de Kevin. Esa vez (como todos los días ya que era el único trabajador de ahí, por alguna maldita razón) le tocaba cerrar la tienda, lo cual no le agradaba, menos si se levantaba a las 6:00 de la mañana. Eran las... ¿9:54? No sabía bien que hora era, solo quería ir a casa a descansar.

Kevin: "Estoy cansado, bueno, 5 minutos mas y ya puedo cerrar la tienda." Pensó, y aquí es donde comenzó esta amistad... Alguien había llegado.

Kevin: "¿Eh? ¿Quién compra dulces a estas horas?" Pensó, había visto a muchas personas comprar dulces en la noche, pero normalmente antes de Halloween, eran básicamente personas que se les había olvidado comprar dulces, querían evitar las bromas de los niños ese día, pero aquel día faltaban como 4 días para Halloween. Pero ¿ qué le importaba de todos modos? No tenía que meterse en la vida de las demás personas.

?: "¡Hola!" El dijo. "¿Podrías dar los dulces mas coloridos que tengas? Son para Halloween."

Kevin: "Claro, supongo." Kevin no sabía muy bien si solo era alguien un poco raro, pero no le importaba, mientras mas rápido lo hiciera ya podría cerrar la tienda. Saco una bolsa de dulces y se la dio a el chico que estaba delante de él.

Kevin: "Aquí tienes."

?: "¡Gracias!" Dijo en un tonó de entusiasmo, aunque Kevin no sabía muy bien el por qué.

?: "¿Y que tan dulces son?" Una pregunta algo extraña, o bueno, para él.

Kevin: "Un dulce promedio, creo." Le había dicho.

?: "Aww, y yo que pensaba que eran igual de dulces que tú." El, diciendo esto le dejo el dinero y se fue.

Kevin se había sobresaltado por tal respuesta. Y también se había sonrojado levemente.

Kevin: "Eeeh..." No sabía como reaccionar ante esa respuesta, nadie le había dicho algo así antes, y ahora en lo único en lo que podía pensar en, bueno, mas que nada, ¿ como se llamaba aquel chico ?

𝕃̲𝕠̲𝕧̲𝕖̲ 𝕆̲𝕗̲ ℂ̲𝕒̲𝕟̲𝕕̲𝕪̲ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora