•Patinando.•

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Eran las 9:00 de la mañana, el aire era frío y denso. El dulcero estaba despertándose, pero se percato de que hacía un frío insoportable.

- ¿Por qué hace tanto frío?

Se dijo a si mismo, pero no le había tomado importancia. Se levantó y agarró una sábana y se cubrió con ella para después dirigirse a la cocina. Mientras tanto, en aquella habitación donde donde estaba Kevin, Streber apenas estaba abriendo sus ojos. Se levantó de la cama y bostezo. Mientras se dirigía a la cocina, se percato de que por la ventana se veía algo blanco. Se acerco un poco mas para ver.

- ¿Eso es...?

Entre cerró un poco los ojos para ver mejor, pero en un instante se dio cuenta de lo que estaba cayendo del cielo y abrió sus ojos aún mas con un brillo en sus ojos.

- ¡Esta nevando!

Dijo el vampiro entusiasmado. Fue directo a la cocina donde estaba su novio para decirle lo que estaba pasando afuera.

- ¡Kevin! ¡Kevin! ¡Esta nevando!

- ¿Qué?

El dulcero no sabía de que estaba hablando, se acercó a la ventana que estaba ahí cerca y, era cierto, estaban cayendo copos de nieve a montones.

- Vaya, no me había dado cuenta.

- ¿Podemos salir?

- No.

- ¿¡Por qué!?

- Hace mucho frío.

- ¿Y?

- Te vas a enfermar.

- No importa. ¡Vamos! Sera divertido.

- No.

 El dulcero mantenía firme su decisión. Pero el vampiro no se iba a dar por vencido. Fue directo a Kevin y lo abrazo por atrás y empezó a dejar pequeños besos en su cuello. El dulcero se empezó a poner rojo, pero no se iba a dar por vencido tampoco.

- Necesitaras mas que eso para convencerme.

Kevin ya le había dado una gran idea a Streber. El vampiro sonrió, abrió su boca un poco y mordió un poco el cuello del dulcero, dejándole una pequeña pero notable marca. Kevin, al sentir como unos dientes se clavaban en su cuello se empezó a sonrojar demasiado. Apartó a Streber y se cubrió la cara.

- E-Eres...

Decía tartamudeando el dulcero.

- Eres u-un idiota...

El vampiro sonrió, su pequeño plan había funcionado. Streber se acercó a el y tomo las manos de el que estaba en frente de el.

- Aw, no te pongas así, perdón. Eran solo unos cariñitos.

El dulcero no dijo nada solo lo miró con algo de enojo y empezó a hablar.

- Bien, tu ganas, vamos afuera.

- ¡Si!

Streber, al escuchar esto, fue directo a su habitación casi arrastrando a Kevin con el. Se fueron a vestir, al terminar, salieron de su casa, pero el mas entusiasmado de ellos dos era sin dudas el vampiro.

- Tengo una idea, ayer estaba viendo lugares a donde ir contigo y me encontré un lugar, ¡es una pista de hielo!

- No lo sé, no se patinar sobre hielo.

- Oh, ¿en serio?

Kevin solo asintió.

- No importa, yo te enseñare, ahora ¡vamos!

𝕃̲𝕠̲𝕧̲𝕖̲ 𝕆̲𝕗̲ ℂ̲𝕒̲𝕟̲𝕕̲𝕪̲ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora