•Noche difícil.•

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Eran mas o menos las 4:36 de la tarde, y no era sorpresa que el dulcero estuviera trabajando a esa hora. Estaba con una cara molesta, no había despertado bien ese día, le veía despeinado y con ojeras. Había tenido una mala noche, y estaba muy irritable, no era conveniente hablarle. Pasaron unas horas y ya faltaba poco para que el dulcero al fin pudiera cerrar la tienda. Después de unos minutos, el joven de colmillos afilados había cruzado la puerta que estaba en frente de el dulcero.

Streber: ¡Hola Kevin!

Kevin: Hola...

A Kevin se le oía cansado y apagado, siempre se le veía así, y lo sabía muy bien el vampiro. Pero esta vez estaba mucho mas deprimido que de costumbre. Streber estiro sus brazos y con sus manos agarró las mejillas al dulcero.

Streber: Oye. ¿Qué pasa? Se te oye triste. ¿Paso algo?

Ahora, a el dulcero se le habían puesto las mejillas de un tono rojizo, así que miro a otro lado avergonzado.

Kevin: A-Ah, no paso nada, solo estoy algo cansado.

Streber: ¿Algo? Kev, son las 10 de la noche. ¿Cómo no vas a estar cansado? Ya vas a cerrar, ¿o no?

Kevin: Faltan unos minutos, pero si.

Streber: Mejor ya vámonos, no creo que nadie compre dulces a mitad de la noche.

Kevin: ¿Aparte de ti?

Streber: Eso es diferente.

Kevin: *Riendo* De no haber sido por eso, tal vez jamás nos hubiéramos conocido.

Streber: Jeje, tienes razón. Bien, ¿nos vamos o no?

Kevin: De acuerdo, de todos modos mañana tengo que despertarme temprano.

El dulcero después de decir aquello apago todo el local y lo cerró. Streber ya lo estaba esperando, así que empezaron a caminar hacia la casa de el vampiro, bueno, en realidad, ahora era la casa de los dos. Después de unos minutos caminando habían llegado, entraron y los dos fueron a cambiarse, aunque Kevin ahora estaba vistiendo una ropa prestada y algo chica, que, como era de esperarse, era de Streber. Después, fueron a la habitación de Streber, y de pronto, el dulcero comenzó a hablar nervioso.

Kevin: A-Am, ¿en serio dormiremos j-juntos?

Streber: Bueno, no tengo habitación para invitados, entonces supongo que si.

Kevin no se esperaba eso, después de todo, ayer lo habían decidido, y el dulcero ni siquiera había movido sus cosas, o siquiera las había empacado. Así que para el dulcero era lago nuevo.

Streber: Ven, acuéstate aquí, tienes mucho sueño, se te ve en la cara.

Kevin: B-Bien.

Kevin se recostó con cuidado y se tapo con la sabana. El dulcero estaba algo nervioso, pero estaba muy cansado, así que empezó a cerrar lentamente sus ojos, cuando ya estaba por dormirse, el joven de colmillos filosos lo envolvió en sus brazos y se acurruco con el y le dijo susurrando.

Streber: Buenas noches, caramelo.

Y empezó a quedarse lentamente dormido, sin embargo, el dulcero, ahora si que tendría problemas para dormir, se le había puesto toda la cara roja, pero al final también termino por abrazar al vampiro, y el dulcero se empezó a quedar dormido.

Ya eran las 6:00 de la mañana, el dulcero estaba empezando a abrir sus ojos lentamente, ese día no trabajaba, así que tenía que aprovechar el día. Se levantó cuidadosamente para no interrumpir el sueño de su novio, se arreglo un poco y salió de la casa. Después de unos minutos, el dulcero había vuelto cargando unas cuantas cajas que se veían algo pesadas. Eran sus cosas, todavía faltaban algunas mas pero no eran muchas. Para cuando volvió, Streber ya había despertado, y se olía el olor a café y a huevos revueltos y tocino, el dulcero entro con cuidado y dejo las cajas en un lugar donde no estorbara. Se dirigió a la cocina y el vampiro estaba de espaldas con una espátula en su mano volteando unos trozos de tocino tarareando una dulce melodía, se acerco con cuidado y lo abrazo por la espalda.

𝕃̲𝕠̲𝕧̲𝕖̲ 𝕆̲𝕗̲ ℂ̲𝕒̲𝕟̲𝕕̲𝕪̲ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora