•Celos.•

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El sol brillando, clima perfecto. ¿Quién diría que todo iría mal ese día?

Un día perfecto, lo que cualquiera diría. El dulcero estaba abriendo lentamente sus ojos y se sentó en la orilla de la cama. Miró al vampiro destapado y con hilo de saliva escurriendo por su mejilla, él sonrió, lo cubrió con la manta y acaricio su cabello despeinado. Un incomodo día estaba a punto de dar inicio.

Streber, después de media hora, al fin se digno a levantarse de su sueño profundo. A lo lejos, alcanzo a oler como algo se cocinaba. Fue al baño para peinarse un poco y lavarse la cara y después fue a la cocina.

- Buenos días dormilón.

Dijo el dulcero mientras preparaba el desayuno.

- Al menos yo si duermo.

- Pues contigo no pude pegar un ojo.

- ¿Por qué?

- Estrés. Tu idiotez no me dejo dormir. Por cierto, ¿todavía te duele?

- ¿Qué? ¿El brazo? ¡No! Ya no duele tanto.

- Mejor por mí, así ya no tendré que preocuparme.

- ¿Sigues enojado conmigo?

- ¿Por qué lo dices?

- Kevin, en el hospital estuviste gritándome con lágrimas en los ojos.

- Ah, sí. Ugh, es que... Sabes qué solo estaba muy preocupado.

El vampiro sonrió y fue a darle un beso al dulcero. Después de 1 hora los dos ya habían terminado de desayunar y fueron a ver un rato la televisión.

- Oye, Kev.

- Dime.

- ¿Podemos ir al cine?

-...

El dulcero guardo silencio hasta que comenzó a hablar.

- ¿Cómo mierda quieres ir al cine después de lo que paso hace una semana?

- Ay, vamos, no fue tan grave.

- Por poco y te amputan el brazo.

- ¿Por favoor?

- No y punto.

- Hm, ¿y si te recompenso?

Tan solo de ver la cara del dulcero Streber ya sabía que había alguna manera de convencerlo. Kevin suspiro y rodó los ojos.

- Bien, supongo.

El vampiro sonrió y se abalanzó hacía el.

- Gracias caramelo.

- ¿Se te olvido mi nombre o algo?

Streber se limito a reír y sacó su teléfono.

- Invitaré a un amigo.

- De acuerdo.

1 hora después...

Después de prepararse para salir, caminaron hasta el cine, mientras Kevin seguía a Streber, este buscaba con emoción a su amigo, hasta que lo encontró. Era un chico de la altura de Kevin, con pulseras y un collar decorados con picos, su pelo estaba teñido de rojo, al menos la parte trasera.

- ¡Ethan!

Gritó el vampiro.

- ¡Streb!

Los dos corrieron a abrazarse mientras Kevin seguía a Streber caminando.

- ¿Cómo has estado colmilludo?

- Ah, ya sabes, sin dormir mucho por la escuela.

- ¿Y? ¿No me presentaras a tu amigo?

𝕃̲𝕠̲𝕧̲𝕖̲ 𝕆̲𝕗̲ ℂ̲𝕒̲𝕟̲𝕕̲𝕪̲ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora