A Rabbit who wants to be a Tiger who wants to be a Rabbit #17+18

66 15 53
                                    

I

<República de Corea, siglo XXXI. Línea 904. Antes de que Ho-Seok Theodore Camille Wonho Lee (WH-1-0301-07-904) fuese reclutado>


Ho Seok se escapó de casa cuando tenía trece años, y nunca volvió.

Había dejado atrás a un hermano menor y a una madre soltera que muchas veces tenía que pasarse días enteros sin comer para que sus hijos comieran algo. Ho Seok pensó que, con una boca menos que alimentar, su familia estaría mejor.

Aunque no fue ese su motivo principal para irse.

En esa casa, en la ciudad en la que había nacido, estaba atascado. Ho Seok siempre había soñado demasiado grande para el mundo tan pequeño y gris en el que había nacido. Así que, una noche dejó su casa, se coló en un tren, y fue hacia el norte.

La línea de Ho Seok era una de esas líneas donde Corea nunca fue dividida en dos. La ocupación japonesa se había resuelto quince años antes de la guerra fría, sin la intervención ni de China, ni de la Unión Soviética ni de Estados Unidos. Ho Seok, que de haber nacido tres líneas más atrás o diez más adelante no le hubiera quedado país para ir hacia el norte y hubiera tenido obligatoriamente que dirigirse hacia el sur, hubiera acabado siendo una persona completamente distinta.

Ho Seok era quien era precisamente por el lugar en el que había acabado.

Durante casi tres años, fue dando tumbos entre ciudades de Gangwon-do, Hamgyong-namdo y Ryanggang-do. Había sido Lee Wonho, durante un tiempo, luego pasó a ser Shin Wonho, y luego volvió a ser Lee Ho-Seok (en algún punto intermedio fue Shin Ho-Seok, también, pero eso no duró mucho).

Cuando decidió asentarse tenía 15 años, y lo hizo en Rason, una ciudad al norte de Hamgyong-bukdo, justo debajo del trifinio entre Rusia, China y Corea. Ho Seok sentía que ese era el mundo al que pertenecía. Por ese lugar pasaban cientos de personas todos los días, algunas nuevas y otras más conocidas, pero todas completamente distintas. Ho Seok nunca había visto a gente tan diferente tan junta en un solo lugar.

Como forma de ganarse la vida, empezó a hacerles recados a los comerciantes. Consiguió un pasaporte falso, y se pasaba el día cruzando la frontera una y otra vez por unos cuantos wons y algo de comida. Pronto se convirtió en alguien a quien todos apreciaban y en quien confiaban.

Todos cuchicheaban sobre ese pobre niño sin padres que tenía que buscarse la vida siendo tan joven de esa manera, pero Ho Seok era feliz allí, y tenía más comida que llevarse a la boca y más ventajas de las que había tenido en casa. Aun así, no les corregía y dejaba que cuchichearan sobre él, incluso que expandieran rumores que estaban lejos de ser verdad. Si Ho Seok había aprendido algo de vivir en la calle, era que, si la gente pensaba que tu vida había sido horrible, era más fácil tener su simpatía.

Llegó un punto que los policías de control fronterizo siquiera le pedían el pasaporte o le hacían hacer cola, sencillamente le dejaban pasar como si nada, y Ho Seok se paraba cuando no tenía prisa y hablaba con ellos y les preguntaba por su día o les enseñaba las cosas que le hacían llevar de un lado para otro de la frontera.

La mayoría de sus viajes eran entre Rason y Hunchun, en China, pero Ho Seok recordaba perfectamente la primera vez que cruzó la frontera con Rusia y estuvo en Khasan. Era un pueblo diminuto, con no más de 500 habitantes y prácticamente nada que hacer allí, pero a Ho Seok le sorprendió la forma en que en territorio ruso le veían de una forma completamente diferente a como le veían en Corea o en China.

La mayoría de la gente con la que trató pensaban que era una chica de dieciséis, diecisiete, incluso dieciocho años. Lo cual, resultaba bastante sorprendente, teniendo en cuenta que las personas que acertaban con su género nunca pensaban que tuviera más de 14 años, incluso después de cumplir los 16.

Let's start From Zero » Wonkyun. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora