Green tea and tangerines #30

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<Isla de Jeju, Corea del Sur. Siglo XXII. Línea 311>




—¿Puedes decidirte de una vez?

Ho Seok, que estaba sentado en el suelo, alzó la vista cuando escuchó a Chang Kyun.

Chang Kyun estaba de pie y con los brazos cruzados, apoyado en una columna, esperando por él. Pero Ho Seok no estaba por la labor. Al hacer contacto ocular, todo lo que hizo Ho Seok fue mirarle con sus ojitos de conejo brillantes y bien abiertos, estirando los labios hacia adelante en un mohín. Chang Kyun resopló, y luego rodó los ojos.

—No hagas eso —se quejó Ho Seok—. Es que hay muchas opciones, no es culpa mía.

—Llevamos veinte minutos aquí y aún no has elegido lo primero que le vas a poner. Por Dios, céntrate ya.

—Hay demasiadas opciones, déjame sopesarlo.

Chang Kyun gruñó con frustración. Ho Seok era imposible a veces.

Era cierto que, de hecho, había demasiadas opciones. Ho Seok estaba rodeado de cajoncitos transparentes superpuestos unos encima de los otros, llenos de pequeñas canicas, purpurina, abalorios diminutos en forma de animales, flores, corazones, piezas redondas con letras, cristales semi transparentes de colores y un eterno etcétera. Pero no era una elección de vida o muerte, no era algo tan elemental que requiriera veinte minutos para escoger al menos una cosa entre esos cientos.

—Cariño, solo es slime.

Iba a añadir algo más, regañarle mientras Ho Seok volvía la vista a las cosas expuestas para añadir al slime en cuestión, pero entonces una camarera se le acercó, y le preguntó si ya sabían qué iban a tomar.

—Un frapucchino de sésamo negro y un smoothie de yogur de esos con zanahoria y hallabong, por favor.

—Los gatitos no pueden comer cítricos, es tóxico —dijo Ho Seok desde el suelo. Había sonado como si hablara realmente en serio, y la camarera se lo quedó mirando desde arriba muy confundida.

—Es para ti. Además, no soy un gato de verdad. —Miró a la camarera, y le hizo un gesto con la mano como diciéndole que no se preocupara, y que podía irse. Ella, un poco desorientada todavía, se volvió a detrás de la barra.

La línea cambió un 0,02% mientras la camarera le cuchicheaba no sé qué a otra en voz baja. Chang Kyun se preguntó qué diablos había hecho Ho Seok que cambiara en ese lugar.

—Pero yo quería el frappuchino...

—Lo podemos compartir. Pero solo si eliges algo de una maldita vez.

Ho Seok arrugó la nariz.

—Está bieeeeeeeen.

Tardaron cuarenta minutos más en sentarse en una mesa.

Si Ho Seok ya era la persona más indecisa del mundo, ese día se había levantado con diez veces más indecisión en el cuerpo que de costumbre. Y tenía que pasar justo el día que tenían que ir a una misión a un café donde se ponían hacer slimes. Chang Kyun se preguntaba por qué habían tenido que mandarles a ellos.

Al menos podía disfrutar de las variedades únicas de té, semillas y frutas que crecían en la tierra volcánica de Jeju.

Para Ho Seok, todo eso parecía un juego de niños, todo concentrado estrujando ese pedazo de slime que había hecho entre sus dedos. Era azul cielo, relleno de bolitas de un azul marino y abalorios con forma de flores chiquititas de distintos colores.

Let's start From Zero » Wonkyun. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora