Chang Kyun abrió la puerta del despacho con sigilo, y se acercó gateando de forma tan silenciosa como pudo hasta el escritorio.
Colocó una bola de nieve con un carrusel dentro sobre la mesa, y la arrastró hacia adelante. Lo hizo de forma discreta para no molestar a la mujer sentada en la silla, pero también quería que viera que él le había traído algo.
Posiblemente ella lo notó, pero no levantó la vista de los papeles frente a sus ojos. Su pelo, azul, cayó sobre su hombro haciendo que a Chang Kyun le brillaran los ojos.
-¿Le vas a traer trofeos de todas las líneas temporales? -le dijo la otra mujer que había allí, tumbada en un sofá con su pelo naranja alborotado y un libro sobre el pecho. Ella sí había levantado la vista. Lo había hecho desde que él cruzó la puerta, aunque se hubiera esperado hasta ese momento para decir algo-. ¿No es un poco raro?
-No le traigo cosas de todas las líneas temporales, señorita Jin-Ri Sullivan Peach Choi -dijo, en tono entre burlón y de berrinche, desviando su vista hacia ella-. Solo cuando veo cosas bonitas que creo que pueden gustarle. Y no son trofeos, son regalos.
Ella no pareció entenderlo. Sulli no era del tipo de persona que juzgaba a la gente, pero la existencia de Chang Kyun siempre la había extrañado. Le veía constantemente por allí, trayéndole cosas a su jefa (a la que era, de hecho, jefa de ambos), y eso le hacía preguntarse muchas cosas.
Normalmente, la gente le tenía miedo a Ji Eun.
-Pero es curioso que te cueles aquí como un gato para dejarlas en su mesa así.
-También es curioso que tú siempre estés aquí -dijo él, frunciendo el ceño-. Igual la rara eres tú.
Ella abrió mucho los ojos, y las mejillas se le tiñeron de rojo.
-¿Qué dices? Cállate.
-Cállate tú -contestó él, a la defensiva.
-Callaros los dos.
La voz de Ji Eun siempre había sido potente. Sorprendía, con lo pequeña que era.
Había dejado el bolígrafo inmóvil sobre la hoja (debía ser la única persona en el Clan que aún usaba bolígrafos), y ahora miraba a Chang Kyun y a Sulli de forma intermitente, con una expresión seria.
-¿Por qué sigues aquí? -le preguntó Ji Eun a Sulli. Parecía realmente intrigada, como si hubiera estado tan absorta en su trabajo como para olvidar su presencia-. ¿No deberías estar entrenando con tu compañera?
Sulli parpadeó, despacio.
-¿He... ido y he vuelto?
-La cosa es por qué has vuelto -dijo Chang Kyun, rodando los ojos. Realmente Ji Eun no se refería a eso, pero él estaba molesto con Sulli, por haberle llamado raro por traerle regalos a su jefa.
Chang Kyun seguía de rodillas en el suelo delante de la mesa de escritorio, así que apenas asomaba la mitad de su cara sobre ella. Cuando Ji Eun giró la cabeza y le miró, solo le vio los ojos y parte de su nariz.
-No contestes por mí, Chang-Kyun Daniel Im -dijo ella. No había mucha expresividad en su cara en ese momento, pero no parecía enfadada-. Además, también me intriga qué haces tú aquí. A ella sí le di permiso para entrar antes.
Chang Kyun hizo un mohín.
-Solo vine a traerte una cosa... -susurró. Subió una mano sobre la mesa, y arrastró la bola de nuevo sobre el escritorio, aún más cerca de ella, para que la viera.
Ji Eun se la quedó mirando, y poco a poco se levantó de la silla.
-Creía que era ilegal traer cosas de otras líneas temporales -dijo Ji Eun.
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Let's start From Zero » Wonkyun. MONSTA X
FantasyViajando línea arriba y línea abajo por el tiempo, Chang Kyun y Ho Seok hacían equilibrios sobre el delgado hilo entre ser uno de los comandos más eficientes del Clan y ser el que más problemas causaba.