Let's start From Zero » Wonkyun. MONSTA X

One Irrational Leap of Faith #24

Quince días de suspensión como agente activo y cien horas de trabajo en el Almacén, esa fue la medida disciplinaria que recibió Ho Seok tras la deliberación de la Junta.

Le pareció que estaban siendo generosos, especialmente teniendo en cuenta que iba a necesitar al menos esas dos semanas para recuperarse de su esguince, pero obviamente no iba a decir eso en voz alta. Tendría que volver a pasar los exámenes psicológicos y no sabía qué más que le había dicho el secretario de turno al que habían mandado a dar las noticias, pero se había esperado algo muchísimo peor.

De todos modos, para él su castigo había sido ver cómo tenía la cara Chang Kyun cuando salió: La nariz y un pómulo roto, dejando todo el centro de su cara amoratada, un ojo morado con un derrame bastante grande, su labio inferior hinchado y partido por dos lados, y una enorme brecha en la cabeza. Ho Seok había visto esas heridas durante la misión en Rusia, pero tras cuatro días sin verle, parecían tener todavía peor aspecto.

Ho Seok siquiera había llegado a salir de aislamiento antes de ponerse a llorar. Le había visto a través de la puerta de cristal de la entrada del complejo hospitalario, y su aspecto le había dolido más que sus propias heridas sin analgésicos.

Dos enfermeros habían tenido que sujetarle para que no se fuese al suelo, y al salir casi se había olvidado de las muletas, para aferrarse tan fuerte a Chang Kyun que sin querer le había hecho daño.

Chang Kyun no se había quejado, lo que era peor. Se había mantenido sereno, le había sujetado, le había consolado y le había dicho que estaba bien, que no pasaba nada, que él también le había echado de menos. Todo mientras Ho Seok sollozaba, con goterones cayéndole por las mejillas, moqueando y con los labios estirados como un idiota.

¿De verdad eres el mayor de los dos, Ho Seok Camille Lee?

Era difícil calcularlo cuando el tiempo allí no avanzaba, pero debían llevarse seis o siete años de edad.

Aun así, Chang Kyun siempre se las arreglaba para hacerle sentir querido y protegido. Ho Seok quería un montón a ese mocoso, aunque a veces le sentara mal ser tan dependiente de que Chang Kyun cuidara de él. A la hora de la verdad los dos se protegían mutuamente (solo había que ver qué había pasado en esa misión en Rusia), pero el sentimental, asustadizo e infantil de los dos siempre había sido él.

Habían estado juntos varias horas, compartiendo turno en el Almacén. Ho Seok había estado tramitando cosas en el ordenador y digitalizando archivos que el departamento de Conservación y Recursos se encargaba de recolectar de las distintas líneas. Mientras, Chang Kyun recorría los pasillos de las distintas plantas buscando las cosas que los jefes o las personas que había en el Archivo pedían, o buscando cosas que Ho Seok necesitaba, para no hacerle caminar.

Ho Seok no tendría que haberse levantado ni de haber tenido que ir a por esas cosas, que era lo peor. Estaba sentado en una silla de escritorio con ruedas, que encima tenía motor y la capacidad de alzarse hasta diez metros de forma estable, por si necesitase coger algo de los estantes más altos (Ho Seok ni de broma iba a subir ni un metro sentado en una silla de escritorio, pero, poderse, se podía). Sin embargo, a Chang Kyun le gustaba pasarse de protector, y Ho Seok no iba a quejarse. Le resultaba adorable ver a Chang Kyun chillar "¡Ya voy yo!" y salir corriendo antes de que Ho Seok pudiera siquiera abrir la boca.

Seis horas de trabajo de oficina menos, pensó Ho Seok cuando terminaron el turno. Chang Kyun llevaba casi una hora en paradero desconocido para entonces (debió encontrar algo interesante en el Almacén. Ho Seok ya sabía que era mala idea llevarle a un sitio con tantos estímulos y cosas interesantes juntas). Llegó a pensar que a Chang Kyun tendrían que sacarle de allí a la fuerza, porque él no iba a querer hacerlo. Para su sorpresa, Chang Kyun había aparecido cuando le llamó, aunque después de salir del Almacén salió corriendo, porque había encontrado no sé qué para hacer no sé qué. Chang Kyun lo había dicho chillando y toda velocidad mientras se alejaba a toda prisa con algo enorme en las manos, y Ho Seok no había entendido nada.