EVITERNO ; pablo gavi.

Capitulo dieciocho

MARFIL MARTÍNEZ

Salgo de la universidad cansadísima, tengo un catarro horrible desde mediados de la semana pasada y pensar que aún es lunes me amarga el resto del día.

Menos mal que este finde es Navidad y eso me anima un poco más. Somos una pila de personas a cenar en mi casa en Nochebuena pero esta época del año me encanta porque toda la familia está junta.

Los chicos empiezan hoy los entrenamientos con el Barça ya que los días de descanso para los que fueron convocados con la Selección han terminado ya, además que el 31 tienen partido contra el RCD Espanyol.

Pablo me ha dicho ayer, que quedamos todos para ver la final del Mundial, que si me podía pasar un rato al entrenamiento, por lo que estoy subiéndome al coche para ir hacia la ciutat esportiva a pesar de que sean casi las dos y media del mediodía y me estén rugiendo las tripas porque no como nada desde el desayuno.

Arranco y pongo la playlist de Spotify de Éxitos España mientras conduzco con calma hacia el Joan Gamper. Cuando llego aparco donde hay sitio tras enseñar el pase que tengo al de seguridad y me bajo del coche lo más discreta posible ya que todavía hay fans y prensa en la puerta y no tengo ganas de armar más escándalo aún.

El entrenamiento está casi a punto de terminar, veo a Xavi hablando con los chicos en medio del campo mientras yo me siento en uno de los banquillos tras saludar a algunos familiares de los chicos que también están esperando a que terminen.

Veo cómo Pedri me ve desde la distancia y le da un codazo a Pablo, porque está de espaldas a mi, para que me mire. Él se gira y me sonríe desde la distancia antes de seguir atendiendo a lo que está diciendo Xavi.

Veinte minutos después todos se están acercando a los banquillos tras finalizar el entreno. Ferran y Pedri vienen vacilando al sevillano mientras los tres se ríen mientras se acercan a mi.

—¿Ya nos echabas de menos cuñi?—pregunta Ferran vacilón mientras viene a saludarme.

—A ti no—le digo de coña mientras me rio y él se hace el ofendido.

—Que feo eso que dijiste—dice Pedri riendose mientras yo les echo el dedo medio con una sonrisa

—¿Como vas con ese catarro, gorda?—pregunta Pablo mientras me viene a abrazar y me da un beso en el pelo.

—Horrible, pero bueno ahora mismo solo quiero comer algo que acabo de salir de la uni más famélica que otra cosa.

—Me cambio y vamos a comer a algún sitio—me dice acariciándome la espalda. —Tú dame quince minutos.

—Vale, pero tampoco te quiero meter prisa así que no te preocupes.

—No tardo—dice dándome un beso en la mejilla antes de irse con Lewan al vestuario.

Lo miro con una sonrisa mientras niego con la cabeza y Pedri y Ferran me miran a mi con una sonrisa pillina.

—Que bonito es el amor, coño—dice Ferran mientras me pasa un brazo por encima de mis hombros.

—¿Para cuando lo hacéis oficial? Porque estáis los dos locos el uno por el otro pero aquí ninguno se atreve a dar el paso.—dice Pedri.

—¡Que pesados que sois!—me río mientras niego con la cabeza. —No os voy a contar nada porque luego no os calláis ni debajo del agua.