Capítulo treinta y siete

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MARFIL MARTÍNEZ




—¿Cual os gusta más entonces, el rosa o el verde?—nos pregunta Laura mientras se gira para mirarnos.

Dejo mi móvil a un lado en la cama mientras levanto la vista para poder mirarla bien.

—El verde sin duda tia, te resalta los ojos, además que te hace un cuerpo de escándalo.—dice mi hermana a mi lado mientras se apoya en sus codos.

Estamos las tres en mi habitación arreglándonos para salir de fiesta. Un compañero de la uni de Laura la ha invitado a salir a una discoteca del centro con otros de la uni y para no ir sola pues nos ha invitado a Sira y a mi también.

La verdad es que este verano estamos haciendo muy buena piña las tres y nos pasamos prácticamente casi todos los días juntas. Lau es un cielo de persona y le estoy pillando un cariño especial a esa rubia de pacotilla.

Los chicos están abajo jugando al FIFA, hemos quedado por la tarde todos juntos para estar en la piscina y ya hemos cenado pero ahora cada uno en teoría se va a su casa a dormirla ya que solo vamos a salir las tres. En teoría Pablo nos va a acercar al centro en coche cuando nos vayamos antes de irse para su casa.

—Mar, ¿tú que opinas?—pregunta la rubia mientras me mira dudosa con el vestido verde puesto que le queda de escándalo.

—El verde te hace ver diosa total Lau, no sé porque lo piensas tanto, ponte ese—le digo yo sonriente antes de levantarme de la cama de un salto. —Yo me voy a poner el azul eléctrico, que hace muchísimo que no me lo pongo.

—¡Ay si, que me encanta como te queda! A pesar de que me lo hayas robado sin permiso, capulla—dice mi hermana haciendo que nosotras nos riamos.

—Me queda mejor a mi, admítelo tata.—la pico yo un poco haciendo que ella me saque el dedo medio con una sonrisa burlona mientras se levanta de mi cama.

—Voy para abajo con los chicos mientras tú te terminas de arreglar que nosotras ya estamos listas—dice Sira. —¿Vienes Lau?

—Sí, porque como me quede aquí nos ponemos de palique y ahí si que lo llegamos a tiempo—dice ella riendose mientras se termina de poner los tacones. —En quince minutos te queremos abajo eh morena.

—Que si—digo alargando la i. —No tardo, prometido.

Sira coge su móvil y las dos me guiñan un ojo y me lanzan un beso antes de irse por la puerta de mi habitación y cerrarla después.
Voy hacia mi armario donde tengo en una percha ya colgado en vestido que me voy a poner hoy. Es monísimo, de color azul eléctrico, corto y lencero. Tengo pensado ponerme las Jordan azules del mismo color ya que paso de ponerme tacones porque no voy a aguantar toda la noche si no.

Estoy peleándome para abrochar la cremallera mientras me miro al espejo cuando la puerta de mi habitación se abre de par en par y mi novio entra como Pedro por su casa a toda ostia.

—Me hago un pis de la ostia, que Ferran está cagando en el baño de abajo y no me lo deja libre—explica él causando mi risa mientras cierra la puerta de mi habitación y me mira de arriba a abajo. —Guau, estás preciosa mi amor.

—Gracias nene—digo sonriente mientras me siento en mi cama para calzarme los tenis.

—Bueno, voy a mear y ya cuando termines os llevo—dice antes de encaminarse hacia mi baño y dejar la puerta abierta. —¿Te falta mucho?—lo oigo preguntar mientras escucho el chorro.

—Nop, peinarme un poco estas greñas y maquillarme lo básico. Pero no tardo, que si no las niñas me matan por ser una tardona.—digo yo mientras me quito la pinza del pelo y cojo mi cepillo para peinarme.
—¿Estas seguro que no te importa llevarnos cari? Es que me da rabia que vayas de taxista—pregunto yo tras haber escuchado tirar de la cadena.

EVITERNO ; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora