Capítulo treinta

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MARFIL MARTÍNEZ


Sigo sin asimilar que haya terminado porfin mi tercer año de universidad y ahora mismo esté oficialmente de vacaciones. Porque si, hoy veinticinco de mayo ya han terminado las clases.

En estos precisos momentos me encuentro con Pablo en el aeropuerto esperando a que nuestro vuelo salga. Son las diez y media pasadas y nosotros ya hemos pasado los controles hace un buen rato. En teoría el vuelo sale en media hora y nosotros estamos en la zona VIP esperando a que abran las puertas para embarcar.

Hemos decidido irnos cuatro días a Santorini para desconectar y aprovechar que Pablo no tiene ningún partido estos días y yo he terminado las clases oficialmente.

—Nena, para de mover la pierna que me estás poniendo nervioso hasta a mi—me dice Pablo burlón a mi lado mientras yo espero a que cargue la página de la universidad.

Hoy me dan la última nota que me queda por saber y que decide si paso limpia a último año de carrera o me queda una pendiente.

—Compárteme datos, que la puta WiFi del aeropuerto es una real basura—le pido yo nerviosa sin quitar los ojos de mi portátil.

—Voy, pero estate tranquila que con lo que has chapado este último mes para los exámenes me juego una mano a que apruebas—me dice él tranquilizándome mientras me acaricia el muslo.

Yo suspiro mientras intento tranquilizarme. Tengo una media de 8 en este año y no quiero que ahora está asignatura puñetera me joda todo el esfuerzo que llevo haciendo durante el curso.

¡Ya están subidas, ay Dios me va a dar algo!—pego un grito al ver que la página ha cargado porfin mientras giro la cabeza para mirar a mi novio. —Míralo tú porfa, que a mi me va a dar un infarto.

Él suspira con una sonrisa antes de coger mi portátil y ponérselo en las piernas mientras yo tengo una mano delante de los ojos para no ver nada. Se queda callado por unos segundos que parecen una eternidad haciendo que yo me quite la mano de los ojos para mirarlo.

—¿Y?—pregunto nerviosa.

—¿Tú que crees boba?—dice él con una sonrisa mientras me mira a los ojos.

—No lo sé Pablo, me estás poniendo de mala ostia con tanto misterio—le digo yo suspirando.

—¡Has aprobado con un 8,84, enhorabuena mi vida!—dice él porfin haciendo que pegue un grito mientras me lanzo a abrazarlo.

Ay Dios, no me creo que haya pasado limpia a cuarto de carrera y con una media de ocho.

Sus brazos rodean mi cuerpo mientras noto como me da muchísimos besos seguidos en la mejilla y yo no puedo borrar la sonrisa de la cara.

—Joder, que no me lo creo Pablo—digo yo sonriendo.

—Estoy muy orgulloso de ti peque, te lo has currado y lo has conseguido—dice mientras me aparta un mechón de delante de la cara y a mi se me hincha el corazón de felicidad.

Yo sonrío antes de acariciar su barbilla y darle un beso corto.

—Ahora me voy a rascar el coño lo que queda de verano, te lo aseguro—le digo yo haciendo que él se ría. —Voy a llamar a mis padres antes de que subamos al avión para decírselo.

—Vale amor, yo voy a aprovechar para ir a hacer un pis y pasar a pillar una botella de agua para después—me dice mientras se levanta del asiento. —¿Tú quieres algo?

—Napolitana de crema y una café porfi—le digo yo mientras lo miro aún sentada y hago un puchero.

—Vale, ahora vuelvo señorita—dice revolviéndome el pelo antes de irse para la zona de los servicios.

EVITERNO ; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora