Capitulo diecisiete;

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MARFIL MARTÍNEZ

—Pablo, me haces cosquillas—me rio yo mientras noto la respiración del sevillano subiendo por mi barriga.

Tiene la cabeza metida por dentro de mi camiseta mientras su cuerpo está parcialmente encima del mío.
Se ha despertado demasiado cariñoso esta mañana, pero yo no me quejo la verdad. Llevamos en cama metidos aproximadamente una hora dándonos mimos y haciendo el remolón a pesar de que es casi la una del mediodía, aunque ni tan mal porque ayer nos dormimos aproximadamente a las seis de la mañana.

—Oh, pero mira que hay por aquí—escucho su voz haciéndose el sorprendido antes de notar como se mete uno de mis pezones en la boca.

Será cabrón.

Suspiro cuando su boca succiona mi pezon ya duro y empieza a masajear el otro pecho con su mano izquierda. Puedo sentir como mis bragas se empiezan a empapar y prácticamente ni me ha tocado aún. Este hombre tiene un don para mojar bragas en cuestión de segundos.

Gavira, no empieces...—digo con una sonrisa intentando apartarlo. —Está Aurora en casa y no quiero que nos escuche haciendo el concierto mañanero, que los dos sabemos que no somos nada silenciosos.

Escucho su risa por debajo de mi ropa antes de ver cómo saca la cabeza y puedo ver esa sonrisa característica que me hace babear. Tiene el pelo revuelto por andar haciendo el parguela y está guapísimo.

—No es mi culpa que seas una gritona y que te guste tanto lo que te hago que no te sepas controlar nena—dice vacilándome mientras no saca esa sonrisa burlona.

—¡Pero serás mentiroso!—digo yo haciéndome la ofendida. —¿Te recuerdo la última vez en el baño del hotel cuando nos pillaron porque te escucharon a ti gemir mi nombre en toda nuestra planta?—le digo con sorna haciendo que él sonría aún más mientras se acerca a mi.

—Es que haces unas mamadas...—me susurra al oído ganándose una ostia de mi parte mientras se empieza a descojonar.

—Es imposible hablar contigo Pablo Martín—le riño mientras me levanto de la cama y me vuelvo a hacer el moño mientras me miro en él espejo.

Él se levanta detrás de mí mientras me viene a abrazar por la espalda y me da un beso en la mejilla haciéndome sonreír.

—Es tan fácil picarte cariño—me dice mientras me achucha. —Anda vamos, que te hago algo rico para desayunar—dice mientras se calza las chanclas de adidas negras.

Bajamos al piso de abajo encontrándonos a Aurora ya arreglada mientras rebusca algo en su bolso. Cuando nos oye bajar levanta la cabeza y me viene a abrazar.

—Hola mi amor—dice mientras le devuelvo el abrazo. —Me imagino que ya solucionasteis todo, gracias a dios. Entre la prensa que inventa más que otra cosa y aquí el compa que le faltan neuronas y rompe móviles te juro que me va a dar un algo—dice ella haciéndome reír.

—¡Ey, un respeto hacia mi persona!—se queja Pablo mientras nosotras seguimos pasando de él por lo que se va a la cocina mientras nosotras hablamos.

—Todo solucionado Auro, no te agobies—digo yo sonriendo. —¿Ya te ibas?

—Sí, que quedé para comer con Javi y voy súper tarde—explica ella sonriente mientras busca las llaves del coche—Nos vemos luego si sigues por aquí o si no quedamos un día para tomar un café si quieres.

—Cuando quieras amore, tú me llamas y yo voy—digo abrazándola de despedida. —¡Pásalo bien!

—Gracias corazón, igualmente—me guiña un ojo mientras sale por la puerta. —¡Pablo me voy, que quedé para comer con Javi!—grita ella  para avisar al menor.

EVITERNO ; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora