11.

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Arisu se dedicaba a preguntar a cada persona que encontraba si sabía algo de la playa, pero nunca había respuesta.

Estuvimos sitio arriba, sitio abajo mientras buscábamos la dichosa playa.

-A mí me quedan tres días de visado- habla Arisu.
-A mi igual- le dije yo ahora.

Y volvió a empezar a hablar de la playa.

-Que obsesión, hijo- le dije mientras le daba unas palmaditas en la espalda.
-Yo me voy a dormir- volví a hablar entrando a la cabaña de Usagi.

Y pasamos días buscando el sitio y Usagi enseñándonos (o haciendo el intento) a cazar, hasta que dimos con ella, la playa.

Dimos con ella gracias a que perseguimos corriendo unos coches.

-¿Es ahí?- preguntó Usagi.
-Playa- leyó mi hermano con ayuda de los prismáticos.
-Más vale que haya válido la pena, porque mis pies están muriendo- hablé mientras me apoyaba en la barandilla.
-Tienen electricidad- hablaba él.
-¿Obtendremos respuestas allí?- preguntó ella.
-Eso espero, porque si no, he corrido para nada- me volví a quejar.

Y justo, antes de que alguno me pudiera responder, nos secuestraron, literalmente.
Al despertar, estábamos en una especie de sala enorme y al parecer habíamos Estado inconscientes toda la noche, pues, ya había luz solar. Eso también significaba que nuestros visados expiraban ese mismo día.

-Buenos días- habló una mujer que iba completamente de negro, parecía que iba a un funeral pero en bikini.
-Os pido disculpas por la brusquedad, pero nos informaron que había alguien husmeado por el lugar- habló un hombre de gafas con el ceño muy fruncido.
-¿Qué buscáis?- habló ahora otra mujer alta, con pelo corto y gafas de sol.
-Dios, eres preciosa- dije como si fuera lo más normal del mundo.

Ella se me quedó mirando un poco confundida hasta que mi hermano habló.

-Creemos que aquí encontraremos respuestas... El significado del juego y el paradero de la gente- explicó.
-Y esperamos que las haya, porque correr detrás de un coche es horrible- hablé.

Y de repente un hombre con pelo largo, bañador y con aires de superioridad entró por la puerta.

-Sí, así es, conocemos las respuestas a todas vuestras preguntas- habló.
-Bienvenidos... a nuestra utopía... la playa- nos volvió a hablar mientras pegaba su cara a las nuestras de manera extraña.

Él se puso a reír y volvió a hablar.

-Aquí... está la respuesta- chasqueó los dedos y dos hombres abrieron la puerta que había delante de nosotros para así dejarnos ver una pared llena de cartas enormes y algunas (la mayoría) tachadas con una cruz.

-Os contaré toda la verdad, solo hay una manera de acabar con esta pesadilla infernal... Completar el juego y hacerse con todas las cartas de póker- explicó de nuevo el hombre mientras se ponía con los brazos extendidos mientras miraba las cartas.
-¿Las cartas de póker?- preguntó mi hermano.
-Si conseguimos reunirlas... ¿Todo volverá a la normalidad?- preguntó Usagi.
-Ese mundo no volverá, solo una persona podrá regresar al mundo real- explicó.
-¿Qué?- preguntó Arisu, o más bien, susurró.
-Menuda mierda- hablé.
-¡SÍ!- me gritó mientras se ponía delante de mí.
-Por eso, en la playa colaboramos y unimos nuestras fuerzas, porque... no se puede conseguir solo y ese... es el objetivo de la playa- habló mientras se alejaba de mi cara.
-O sea, que el objetivo de la playa es que nosotros arriesguemos nuestras vidas para que solo tú puedas salir- hablé.
-No, no, no... En la playa todos somos uno- me explicó.

No respondí, ni hice algún tipo de gesto como respuesta, simplemente callé.

-Me han dicho que vosotros tres tenéis en vuestro poder muy buenas cartas, os permitiré uniros a nosotros y que nos ayudéis a conseguir las cartas que faltan-
-¿Y sí nos negamos?- le preguntó mi hermano.
-No podéis hacerlo- dijo de manera muy cómica.
-Vuestro visado acaba hoy, ¿no? No tenéis más remedio que participar- finalizó.

Y antes de que nadie dijera nada más hablé.

-Bien, yo me uno a la playa-
-¡GENIAL! A vosotros no os veo muy convencidos, os explicaremos-

¿Por qué me uní? Simple, estar allí podría ser un beneficio de muchas maneras.

-Generamos electricidad gracias a los combustibles y reutilizamos el agua de lluvia- decía la chica de gafas de sol.
-Y también hemos recogido las armas de fuego, aunque... Solo a unos pocos elegidos se les permite usarlas- finalizó el hombre.

Y tanto Usagi como Arisu se quedaron callados.

-Y por último... sabed qué en esta utópica playa únicamente hay tres reglas. Regla uno: es obligatorio llevar bañador- lo interrumpí.
-¿Y sí no tengo?-
-Tranquila, hay de sobra-
-¿Y sí no hay de mi talla?- volví a preguntar, la verdad, solo lo hacía para molestar, porque estar ahí sentada escuchando a un hombre random hablar era la cosa más aburrida del mundo.
-Seguro que sí habrá- me dijo con una sonrisa para luego seguir hablando.
-Aquí eres libre de beber, de consumir drogas y hasta de follarte a quien quieras, no os cortéis, no os cortéis y vivid la vida al máximo. Todos los cerrojos de las habitaciones están pegados, así que... nadie puede esconder nada. Regla dos: las cartas de póker le pertenecen a la playa, por eso os vamos a confiscar todas las que tenéis en vuestro poder- y cogió todas nuestras cartas.
-Aquellos que consigan más cartas ascenderán de posición. Una vez que todos hayan cooperado y se haya marchado la primera persona... Si conseguimos suficientes cartas duplicadas, enviaremos a una segunda o una tercera persona fuera de aquí. Y llegará un día en el que todos los habitantes de la playa, saldrán del país- explicó.
-¿Y eso cuando será? ¿Y si rechazo tu oferta? - preguntó Ryohei.
-Regla número tres, la última regla... A todos los traidores muerte-

Arisu se le quedó mirando desafiante mientras yo juraba que me quedaba frita en esa silla.
Y la verdad, desde que acabó de explicar las reglas, dejé de prestar atención. Hasta que por fin pudimos irnos.

ᴀʟɪᴄᴇ ɪɴ ʙᴏʀᴅᴇʀʟᴀɴᴅ [Chishiya X Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora