Especial de Navidad 2022 [Parte 1]

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Carine tamborileaba el escritorio con las puntas de sus uñas

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Carine tamborileaba el escritorio con las puntas de sus uñas. Llevaba días haciéndose la idea de que no iba a poder evadir ese compromiso, pero no iba a tener de otra. Suspiró, ¿y qué cara iba a poner? ¿Cómo actuaría? ¿Quién iba a acompañarla? No iba a decir que no tenía amigas... pero quizá no las tenía. Su mentora, Mirella, se retiró hacía un tiempo. En ella tuvo a una compañera ideal, pero las cosas habían cambiado y a veces pensaba que tenía una especie de repelente anti gente.

El mundo de los negocios era muy competitivo, y a veces cruel. En especial para las mujeres, no había que negarlo. Los tiempos no cambiaron del todo, una mujer dirigiendo un conglomerado de empresas era una rareza, y tenía a los accionistas juzgándola todo el tiempo. Por si fuera poco, iba a tener que verles las caras en esa condenada semana navideña empresarial. ¿Es que no se podía evadir tanta estupidez? ¿Esa gente no tenía familia acaso? Bueno, la poca familia de Carine estaba de vacaciones, y ella tenía que dar la cara en nombre de "Construcciones e Inmobiliaria Berbard". Ah, y eso no era lo peor de todo.

Estaba acostumbrada a ser hipócrita, poner una sonrisa falsa cuando era necesario cerrar un negocio, firmar acuerdos. Podía aguantar la presencia de todos esos ricos odiosos, o los hijos de ricos que eran peor. Sí, hasta podría tolerar la presencia de Ethelvell, el CEO de varias empresas mineras emergentes, y quien además parecía tener claras intenciones de conquistarla. Puaj, un puto asco el tipo ese. Ni muerta se lo cogía, ni Dios sabía en dónde estuvo ese pene. Capaz hasta le pegaba clamidia o algo. En fin, ese no era el punto.

Incluso Ethelvell insistiendo en llevársela a la cama era mil veces más tolerable que lo otro. Que ver a su ex con otra. No, ni siquiera podía decir que Ariel era su ex. Solo la hija de un socio comercial que la enamoró con su simple existencia, pero nunca fue correspondida. Al menos no como creyó. Salieron, sí. La adoró con toda su alma, también. Pero ella ya tenía el corazón en otro lado, y nunca quiso escuchar las advertencias de la misma Ariel. Para Carine fue un gran golpe cuando, después de un tiempo que dejaron de verse, se enteró de su matrimonio con Linet. La condenada Linet, una de sus mayores detractoras y opositoras.

No le bastó casarse con su enemiga laboral, ya hasta tenían un pequeño bebé pelirrojo. Linet lo llevó en su vientre, pero en el sorteo de genes acabó ganando Ariel. No debería hacerlo, pero se la pasaba mirando sus historias de Instagram y Reels. Las dos tan bellas, felices, enamoradas, cuidando a su pequeño hijo. Ya debería haberlo superado, y una parte de ella pensaba que era así. No le dolía como antes, pero eso no significaba que estuviera preparada para verlas en vivo y en directo.

"Si tan solo pudieras ir con alguien, cualquier cosa, una tapadera. Así el imbécil de Ethelvell te dejaría en paz, y no lucirías como una soltera miserable delante de esas dos", se dijo. Ajá sí. Como si se pudiera alquilar novias por Navidad.

La joven casi dio un salto cuando el teléfono de su anexo empezó a sonar. Miró el reloj, era casi el mediodía. ¿Tanto tiempo estuvo divagando? Demoró un momento en contestar, porque de verdad se había olvidado de todos sus compromisos.

Cenicienta y los olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora