Especial de Navidad 2022 [Parte 2]

1.7K 204 137
                                    

Se cepilló el cabello con algo de furia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se cepilló el cabello con algo de furia. No, bueno, mucha. Mucha furia. Porque la condenada Carine esa la cogió de marginal y hasta le compró la ropa de novia perfecta. ¡Qué se creía! Tal vez no era que nadara en dinero, pero tenía cierta dignidad y buen gusto.

Tampoco iba a negar que la ropa era cara, fina y todo eso. ¡Pero cómo le chocaba que quisiera vestirla como se le daba la gana! ¡Si hasta le escogió un estilo de rica que le daba vergüenza ajena! Así que, haciendo caso a las palabras de la misma Carine, cogió su tarjeta de crédito adicional, y se fue de compras de cosas más propias de ella.

Para variar esa noche era "la noche". La cena oficial de bienvenida, o alguna estupidez del estilo. Dios, ¿quién tenía cenas navideñas antes de la real cena navideña? ¿Antes de Nochebuena de verdad? ¿Por qué cenaban? ¿No les bastó acción de gracias? No, los ricos siempre tenían ganas de gastar dinero.

Así que ahí estaba, terminando de atarse el cabello. Se miró al espejo y se preguntó si tal vez a Carine no le enojaría tener una novia que lucía masculina. "¡Pues que se aguante!", se dijo con seguridad. Total, fue a ella quien se le ocurrió esa farsa sin siquiera tomarse la molestia de preguntarle (al menos) como expresaba su género. Como fuera, miró el reloj y bajó por las escaleras a esperar a Carine, que de seguro se iba a tardar una eternidad.

La esperó al pie de la escalera, explorando las opciones de su nuevo iphone. Su ex de seguro se pondría a reír o burlarse de que estuviera renegando sobre los privilegios de los ricos desde un iphone, pero había que aprovechar. Y vamos, concentrarse en que todo eso valdría la pena cuando tuviera la inversión para el negocio de los chicos.

Tan concentrada estaba en el celular, que apenas se dio cuenta del paso del tiempo. Y que Carine ya estaba ahí. De hecho, levantó la mirada sin querer, y casi muere de un colapso. Por el amor a Jesucristo y todos los santos, ¡estaba hecha una belleza! Cielos, cielos, cielos. El vestido verde ceñido al cuerpo le quedaba de maravilla, ese color era perfecto en ella. Y no solo se trataba de lo bien que lucía, sino en cómo lo expresaba. Con tanta seguridad, con ese brío que parecía ser único de ella.

Carine la observó desde lo alto de la escalera, y Cenn dio unos pasos para acercarse. La seguía mirando perpleja, y tragó saliva cuando la vio sonreír. Antes de que se le cayeran las babas, Cenn se plantó lo más firme y erguido que pudo para esperar a la dama. Esta bajaba con elegancia, y cada paso la dejaba sin aliento. Cuando al fin estuvieron frente a frente, Cenneth no tardó en actuar. Tomó su mano enguantada con delicadeza, y la llevó a sus labios, dejando un beso suave ahí.

—Así que hoy tengo a un caballero —le dijo la chica.

—¿Te molesta?

—Para nada, de haber sabido lo bien que te ves así, yo misma hubiera mandado a comprarte ropa de este estilo —respondió, guiñándole un ojo.

—La compré con tu dinero, así que es lo mismo —bromeó, a lo que Carine respondió con una risa traviesa. Cenn le tendió el brazo, y ella lo tomó con gusto—. Entonces, ¿ya es hora de irnos?

Cenicienta y los olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora