⚠️Advertencia de contenido: El presente capítulo contiene descripciones de actos violentos, homicidios, entre otros. ⚠️
No quería mirar hacia afuera, y era la única vista que tenía. La habían llevado a otra habitación, una sin las comodidades dignas de ella, pero que a ese punto no le afectaba. Después de sus días por el valle de Nayruth, y del ascenso a la montaña, el desgraciado de Ethelvell no consiguió incomodarla lo suficiente. Pero ese bastardo tenía otras formas de atormentarla.
El objetivo de ese lugar poco tenía que ver con generarle incomodidad, ojalá fuera solo eso. Estaba allí, rodeada de ventanas sin cortinas, y tarde o temprano la vista se le iba hacia el horrendo panorama de afuera. Era la primera imagen que tenía al despertar, que era solo la prolongación de la pesadilla.
Al menos los días de las moscas ya habían pasado. Pero los cuervos a veces se posaban en su ventana, después de picotear la carne. La miraban, y aunque un ave no tiene una sonrisa, ella la veía. Era Uku, sí. Uku burlándose y comiéndose los restos de la pobre gente que lo único que hizo fue seguirla hasta el final.
No conforme con matarlos, Ethelvell ordenó que los decapitaran, a otros los mandó a descuartizar. Colocó en picas puntiagudas de madera sus torsos, sus cabezas sin ojos y sin lenguas. Los acomodaron de tal forma que ella podía verlos desde cualquiera de las ventanas. Soportó por varios días el olor pútrido que le llegaba, vio a las moscas posarse en sus cuerpos, y pegarse en las ventanas. Las aves de carroña, los cuervos. Se habían dado un festín profanando a sus caballeros y damas de compañía, a sus doncellas y a sus siervos.
No quedó nadie con vida, eso lo sabía. Carine estaba prisionera, solo esperando que le llevaran las comidas del día, y a una doncella nay que cada mañana se presentaba para asistirla. Esta no podía decir nada, le habían cortado la lengua. Y aunque pudiera, la pobre estaba tan asustada que cumplía sus labores con rapidez, incapaz de siquiera responderle asintiendo o negando.
Pero sin duda el momento del día que más detestaba, y que la ponía de los nervios, era la cena, cuando tenía la obligación de presentarse ante el conde. Siempre se veían en el salón principal, sentados a cada extremo de la mesa.
Se enteró de que muchos siervos del castillo escaparon antes de que Ethelvell diera la orden de encerrarlos. Algunos murieron alcanzados por las flechas, pero los demás lo lograron, o eso quería creer. En especial porque con ellos estaba su Cenneth.
Pensar en ella la llenaba de angustia. No sabía si estaba bien, o siquiera entera. En sus peores pesadillas, Cenn era hecha prisionera y torturada por el mismo Ethelvell. En los pocos sueños buenos que Carine tenía, su caballera llegaba con la reluciente armadura a salvarla del monstruo, y se la llevaba en su corcel por el valle de Nayruth. Esos sueños duraban muy poco, eran las pesadillas lo que más la invadían por las noches y no la dejaban dormir en paz.
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Cenicienta y los olvidados
FantasyCenneth es la hija legítima del conde de Nayruth, un antiguo reino caído que aún mantiene sus tradiciones. Obligada a ser parte del servicio, Cenneth encuentra refugio en la gente de su pueblo. Cuando su mejor amigo Nhesto le confiesa que fue elegid...