Prólogo

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Mi madre siempre está haciendo estas estúpidas cenas donde viene gente que ni ella conoce, lo que más me molesta es que yo siempre he de asistir a ellas.

Pero hoy ha venido muchísima más gente. Es extraño porque mi madre aún no me ha hablado ni siquiera para regañarme por la más mínima cosa.

No sé dónde está. Entonces pienso que quizá pueda escaparme. Hace como mil años que no salgo de fiesta, aunque sea solo a divertirme.

Como es Navidad, he tenido que volver a casa. Querría haberme quedado en Seattle, en la universidad, pero a mamá le encanta tenerme aquí.

En Sydvile no tengo amigos, no verdaderos al menos. Cuando era pequeña no se me daba muy bien socializar y, además, mamá nunca me dejaba salir a ningún lugar que no fuera el colegio.

Pero esta Navidad me apetece pasármelo bien. Podría escaparme e ir al único club que hay aquí, quizá si no tardo mucho mamá no lo nota.

Mi salón está lleno de gente hablando a unísono mientras esperan a pasar al comedor, intento esquivarlos a todos, pero alguien me toma por el hombro y hace que me gire.

Es Melany, una compañera de mamá.

-¡Èlise, cielo! Qué guapa estás, ¿has perdido algunos quilos? -dice de sopetón y, antes de que pueda contestar, continúa- ¿Sabes dónde está tu madre?

Hago una mueca, dándome cuenta de que Melany no quería hablar conmigo, simplemente necesitaba saber dónde estaba mamá. Tampoco es que quiera que me hable, me cae mal, es solo que llevo aquí una semana y nadie además de Laurie, la sirvienta, me ha hablado.

-No lo sé. Suele estar en su despacho, cuando está en casa.

Lo cual es muy poco.

Melany parece apurada cuando se da la vuelta y va hacia a donde le he indicado. No le tomo importancia y corro hacia la salida, mientras esquivo a gente.

Justo cuando estoy apunto de alcanzar la puerta de salida, escucho un grito ahogado y todas las luces se apagan de golpe. Pego mi espalda a la puerta de la impresión y ahogo un grito cuando oigo el ruido de un disparo.

Más bien dos.

El corazón me late a toda velocidad. Me sudan las manos y creo que estoy a punto de tener un ataque de pánico, me tiembla todo.

Entonces, las luces se encienden y todos los invitados están helados. Nadie está muerto, pero entonces ¿a quién han disparado?

Cuando se apaguen las lucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora