Capítulo 14

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14: Pensé que no era, pero sí era

Mamá para de limpiar y me mira. Nunca la he visto asustada, y hoy no parece que vaya a ser la primera vez.

—Por fin llegas. Necesito que me ayudes a llevarlo al coche. —Lo dice tan tranquila que se me pone el vello de punta.

A mí ya me falta el aire.

—¿Por qué...? Eh... Hay un tío muerto en nuestra cocina...

Ella hace una mueca y se me acerca e intento alejarme por inercia, pero mamá pone las manos sobre mis hombros y me detiene, mirándome fijamente.

—Intentó herirme. Solo me defendía. Tranquila, ya he matado otras veces, todo irá bien.

Eso no me tranquiliza, pero acabo ayudándola a meter al hombre en una bolsa para meterlo en el maletero.

Me doy cuenta de que es la primera vez que hacemos algo juntas. Intento no mirarla mucho mientras conduce, no quiero ponerla nerviosa.

Justo cuando estamos llegando hacia el río, donde lanzaremos el cuerpo, oímos el ruido de las sirenas de la policía. Se me corta la respiración.

—Mamá...

—Yo me encargo.

Cuando el oficial nos para, mamá baja la ventanilla.

—Buenos días —saluda ella, con una sonrisa calmada.

—¿Cómo está, señora? Se acaba de saltar un semáforo.

Mamá no parece afectada por la acusación, solo ha hecho un tic con el ojo al oír "señora", pero ya está.

—Ay, perdón, mi hija y yo discutíamos. No vuelve a pasar.

—Tendré que ponerle una multa...

—Claro, es lo adecuado.

Mi madre sonríe y hago una mueca cuando el oficial parece embobado por su gesto.

—¿El uniforme es nuevo? Le queda muy bien.

El policía se mira a sí mismo y suelta una risita nerviosa.

—Sí... Me lo compré ayer y...

Mi madre mira su reloj y suelta un grito, poniéndose la mano en la boca.

—Elise, ¡teníamos que estar en casa de los abuelos hace diez minutos! ¿Cómo no me has avisado? —mira al policía con preocupación— Me tengo que ir, agente.

—Claro, claro. Olvídese de la multa, la familia primero.

Y así, nos deshacemos del policía.

—A los policías hay que tenerlos comiendo de tu mano, cariño —dice, fríamente—. Has salido a mí en eso.

—¿Qué dices?

—Esa chica... Marlene. Es policía, es bueno tenerla de tu lado.

Hago una mueca.

—Mabel.

Llegamos al río y ella se encarga de asegurarse de que nadie mire para hacerme una señal y que, juntas, cojamos al cadáver para llevárnoslo hacia la orilla del río.

—Hay tirarlo lejos —advierte y yo bufo, pesa mucho.

Cuando lo lanzamos, ella se mete dentro del río para empujarlo más lejos y luego sale, sin parecer cansada.

Yo estoy sentada en la orilla del río, mirándola extrañada.

—¿Tú mataste a Eva?

—¿Y esa quién es? —se quita la bufanda que lleva atada al cuello y lo pone en el suelo, para sentarse encima.

Cuando se apaguen las lucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora