Capítulo 12

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12- Bailando una canción gay con mi amiga gay mientras me hago la hetero

No he respondido a las llamadas de Mabel estos días, pero tampoco ha venido a visitarme a casa para ver qué sucedía. Se lo agradezco.

No he hablado con mamá. Tampoco lo haré. Aún intento adivinar en qué coño estaba pensando cuando me apuntó con la pistola.

Pero tengo una cosa clara. Ella fue la que mató a Eva. ¿Por qué sino tendría una pistola? ¿Por qué sino me apuntaría con ella?

Hoy es Nochevieja. Eso significa que tengo que ir a esa fiesta con Mabel. Claro que me apetecía ir, antes de que todo esto pasara. No tengo ganas de salir de casa ahora mismo.

Y me he planteado llamarla para decirle que no podía ir a la fiesta, pero no puedo hacerlo. Tampoco puedo decirle lo que pasó con mamá, ¿no? Eso es una prueba, quizá. No quiero que metan a mamá a la cárcel, y quizá eso sea egoísta porque también quiero que la muerte de Eva no quede impune. Pero ¿qué hago? ¿Delato a mi propia madre?

Mientras pienso en eso, mi teléfono suena. Saco la cabeza de debajo de las sábanas y miro a la mesita de noche, donde reposa mi teléfono.

Bufo y me estiro par atender la llamada, viendo que es Mabel quien llama.

-¿Um?

-Por fin contestas -dice, exhausta-. ¿Sabes qué día es hoy?

-¿El día de los muertos?

-Es Nochevieja y tenemos que ir a la fiesta del padre de Matt. Vienes, ¿no?

Suspiro y me paso la mano por la cara, antes de poder pensármelo mucho, le contesto:

-Sí, claro.

-Bien. Nos vemos ahí, tengo cosas que hacer antes de ir.

Y con eso, me cuelga. Justo después de eso, me llega la dirección del lugar donde se celebrará la fiesta. Está bastante lejos, ¿cómo llegará?

No me lo pregunto mucho, dejo el teléfono en la mesita de noche otra vez y me pongo a ver Barbie.

Entonces, mi teléfono vuelve a sonar y lo cojo sin mirar quién es, de nuevo, porque ya sé que es Mabel.

-Que ya me has enviado la dirección, déjame ver Barbie tranquila y...

-Eh, soy Matt.

Me callo enseguida y me tapo la boca, instintivamente.

-Ay, perdón. Pensaba que eras otra persona.

Suelta una risita.

-No te preocupes. Solo quería confirmar si venías esta noche a la fiesta.

¿Yo? ¿No invitó a Mabel?

-Ah, sí, me verás por ahí.

-Perfecto...

-Sí... -susurro, incómoda.

-Bueno, te dejo, que estabas mirando Barbie, ¿no?

-Sí, sí. Bueno... Nos vemos...

-Sí...

Le cuelgo rápidamente y suspiro aliviada de que se haya acabado esta incómoda interacción.

Como veo que nadie me deja ver Barbie tranquila, me levanto de la cama por primera vez en casi una semana y voy hacia el baño para ducharme. Por suerte no me encuentro a mamá en mi camino hacia el lavabo y puedo tomar mi ducha tranquilamente.

Cuando acabo me pongo un pijama y vuelvo hacia mi habitación de nuevo. Camino hacia mi armario y saco dos bolsas de patatas del montón que tenía escondido en un armario, gracias a eso he podido sobrevivir estos días. Y gracias a Barbie, desde luego.

Cuando se apaguen las lucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora