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—Askari —su madre la jaló del brazo con fuerza—, no puedes resistir, además tu padre no estará en la aldea.

—No quiero ir —llevó sus orejas atrás, aferrándose a la estructura de su casa—, no quiero ver a Aonung, será una tortura.

Inesperadamente, su madre la soltó, eso le obligó a levantar su mirada y verla.

Tenía su expresión seria, demostrando molestia, su postura era recta que ante la menor, era algo que le causaba temor.

—Askari —su madre profundizó su tono—, no lo repetiré otra vez.

Inconciente, deshizo su agarre, acercándose a su madre con molestia, tanto que quería llorar.

—Así es —ella sonrió triunfante—, buena niña.

Ambas se subieron al skimwing de la mayor, su madre formó el vínculo y así emprendieron el viaje a la aldea Metkayina.

Cada que iban solian quedarse una noche, ya que el viaje era normalmente largo por agua.

—No te duermas —avisó su madre al momento en el que la menor se recargaba en ella—, que luego será difícil bajar contigo.

Askari arrugó su nariz volviendo a acomodarse, esperando pacientemente a que aquel viaje acabara.

Aquel camino se hizo rápido, pues una parte de ella no quería estar ahí, y cuando ella no quería algo, eso sucedía.

Se bajó con miedo, observando a los lados de la orilla la cual aparentemente estaba vacía, soltó el aire guardado para finalmente pisar la arena.

—As-ka-ri —deletreó cada sílaba con una sonrisa en su rostro, ella rodó los ojos rendida—, no creí verte hoy.

—Mala suerte skxáwng, aquí estoy —ella abrió sus brazos, teniendo una mirada de molestía.

Aonung cruzó sus brazos.

—Solo no te aparezcas en mi campo de visión, me dañas el día —su mirada expresaba superioridad.

Askari se enderezó, llevando sus orejas atrás en símbolo de estar molesta.

—Pues no te me acerques a mi —se acercó al rostro de su contrario, gruñendo.

—Pues no deberías seguir viniendo, suele llover cuando llegas a la aldea —Aonung imitó la acción, quedando a escasos centímetros de ella.

—Ya basta —una pequeña Tsireya los separó—, las visitas de Askari son cada vez menos frecuentes ¿y así la recibes?

—Estoy esperando a que Eywa me dé la bendición de no volverla a ver en mi vida —Aonung caminó hacia atrás—, la he soportado en mi hogar durante diez años, creo que ya pagué los errores de mi anterior vida.

A pesar de tener una mirada molesta, Askari había bajado sus orejas, se sentía dolida ante las palabras de él y aunque no fuera novedad escucharlas, cada vez sentía que la perforaban más.

¿Por qué no la quería? ¿que había hecho mal?

—Askari —Tsireya susurró al ver cómo los ojos de su amiga empezaban a cristalizarse.

Aonung deshizo su postura al ver como su contraria demostraba otro tipo de expresión, ya no se miraba a la defensiva, parecía dolida.

Una parte de él le rogaba que pidiera perdón por lo dicho, y que un abrazo por todo el daño de aquellos años no vendría mal.

—Llorona —murmuró para caminar en dirección a su hogar, dejando a su hermana y a la recién llegada solas.

Askari pasó su muñeca rápidamente por sus mejillas, sorbiendo su nariz y cambiando su semblante.

Conceited - Aonung (Avatar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora