008.

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Lo'ak se despidió de Aonung, ni siquiera parecía estar molesto con lo sucedido, más bien tenía una sonrisa.

Aonung envidiaba aquello, envidiaba la forma en la que Askari trataba a Lo'ak, envidiaba a Lo'ak.

Aunque estaba consciente de que era su culpa que ella haya optado tal comportamiento ante él.

Se sentó un rato en aquel muelle, mirando el mar, este era tranquilo y un tanto oscuro, algunas partes iluminadas por la bioluminescencia de aquel lugar. En la mano de Aonung se encontraba una flor, esas que usualmente se encontraban en el arrecife.

La había tomado cuando salió tras Askari.

Miró la flor con algo de melancolía, para finalmente aplastarla en su mano, haciendo que aquella pequeña planta quedara hecha añicos. Aonung la soltó, dejando caer los restos de esta en el mar, dónde fue cuestión de segundos para que desapareciera.

Un poco de tiempo más para levantarse y decidirse en ir al lugar donde ella se hospedaba.

Ahí estaba Askari, de espaldas, el lugar estaba completamente en silencio y ella sumergida en el.

Para Aonung, Askari iluminaba el lugar.

Ella movió sus orejas, era una guerrera entrenada, ¿cómo no iba a saber que alguien estaba tras ella?

—¿Te disculpaste? —dos palabras salieron de la boca de Askari, cargadas de odio y frialdad.

—Sí... —murmuró—, hablé con el hace unos segundos.

—Que bien, entonces vete de aquí.

—Askari... —Aonung mantuvo su postura, al igual que su tono bajo.

—Que te vayas, Aonung —ella giró un poco su rostro, viéndolo—, vete —ordenó.

A pesar de la situación, la voz de Askari era suave.

—Quiero hablar de lo ocurrido en la tarde —el dio un paso adelante, acercándose más a ella.

Askari volvió a su postura normal, dándole nuevamente la espalda a su contrario.

—No tenemos nada de que hablar —comió un poco de fruta—, no lo hagas más difícil Aonung.

El primogénito apretó sus labios, sintiendo la necesidad de acercarse a ella y así lo hizo.

Otro paso más.

Askari sintió eso, sintió como el cuerpo de Aonung y su presencia estaban cada vez más cerca de ella. Eso le erizó la piel.

Se levantó bruscamente, optando una pose de defensa, mirando con confusión y odio a su contrario.

—¡Que te vayas!

Aonung levantó sus manos, tratando de tranquilizarla.

—Tenemos que hablar, Askari —mantuvo un tono firme—, hay que cosas que no sabes.

Ella le tiró aquella fruta que se encontraba comiendo. Aonung la esquivó.

Askari no quería tenerlo ahí, sentía que se ahogaba, que el aire no entraba en sus pulmones. Le tenía miedo.

La respiración de la primogénita empezó a hacerse irregular, como si agarrar aire le costara más de lo normal y así era.

—Askari —Aonung se acercó más ella, con una postura no tan amenazante.

Ella chocó contra aquellos muros de tela templada, sintiéndose atrapada, sin escapatoria.

Se sentó, refugiándose en ella misma, agarrando su cabello con desesperación.

Conceited - Aonung (Avatar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora