Conceited - Aonung (Avatar)

023.

La Tsahìk, Ronal, miró a su primogénito con extrañeza, sin embargo no le afectó tal petición.

Con una suave y serena voz le respondió:

—No puedes —llevó un trozo de fruta a su boca—. No podemos —aclaró.

El semblante de Ao'nung no cambió, pues ya estaba prevista esa respuesta por parte de su progenitora.

—Si podemos —contratacó—. Si puedo.

—No, Ao'nung —su madre lo miró con severidad—, sabes que es un proceso complejo, además de que quedarías mal y serías desheredado de tu puesto a líder.

—Eso no me importa —dijo, su postura se enderezó—, realmente no me importa si así...

Las palabras de Ao'nung quedaron el aire captando la total atención de Ronal.

—Desde pequeño siempre soñaste con ser el líder de la aldea, del Metkayina. Admirabas a tu padre y cada día entrenabas para ser como él —Ronal dejó su comida a un lado, dirigiéndose completamente a Ao'nung—. ¿Que pasa Ao'nung?

Éste no respondió, solo evadió la mirada de su madre, siempre tan severa pero a la vez tranquila.

—Siempre decías que un compromiso no te afectaría, que estabas dispuesto a arriesgarte. ¿Que te hizo cambiar de opinión?

El primogénito escondió su rostro en sis manos, ahogando un grito de frustración. Era muy diferente decir aquello a que estarlo viviendo.

Ronal solo se limitó a ver la reacción de su primer hijo, tratando de encontrar algún indicio que le diera al menos una pequeña respuesta.

No la hubo. Aunque Ao'nung fuera alguien muy expresivo con su familia al igual que Tsireya, Tonowari y Ronal casi no podían entender eso de sus hijos.

Después de todo, sus labores como líderes los había alejado de eso.

—La pesca se alargó más de lo debido —la demandante pero a la vez suave voz de Tonowari resonó por el lugar, anunciando la llegada—, Tsireya trae además de los pescasdos algo de fruta.

La mirada de madre e hijo fueron a los recién llegados. Ronal levantándose para recibir a su esposo y a su hija con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Bienvenidos —los recibió, ayudando a Tsireya con lo que traía.

Tonowari dejó una pequeña caricia en la mejilla de su esposa para luego acercarse a su hijo.

—Vi a tu prometida caminar con cierto enojo en su rostro, estaba alejándose de la aldea.

Ao'nung hizo oídos sordos ante aquello.

—Creo que iba... —Tonowari miró un punto fijo del lugar, tratando de hacer memoria.

—Gracias padre, pero realmente no estoy de humor para eso.

Ao'nung se levantó, acercándose a su madre y hermana.

—Debes estar agotada —tomó a su hermana del hombro—, ve con papá. Mamá y yo nos encargaremos de la comida.

—Gracias Ao'nung —Tsireya le sonrió con cariño, dándole unas pequeñas palmadas a su hermano.

Tonowari seguía mirando aquel punto fijo, quizá perdido en sus pensamientos. Tsireya soltó una risa por lo bajo al ver eso.

—Descama éstos —Ronal le entregó un tazón y un cuchillo.

Ao'nung hizo una mueca de confusión al ver cinco pescados en aquel tazón. Ninguno de los miembros de su familia solía comer más de su porción.

A veces él, pero ahora no tenía el apetito para pedirle a su madre que agregara otro pescado.

—Se te fue uno —comentó con suavidad.

Su voz era tan baja que se notaba el estado de ánimo que llevaba. Una voz que de lo débil que era, sentía que podía romperse con una pequeña brisa.

Ronal sintió su corazón estrecharse por eso, sin embargo se mantuvo firme.

No podía dejar que su hijo dejara sus sueño... Por lo que sea que sea esa razón que desconocía.

Pero lo que Ronal desconocía también, era que su hijo había cambiado de sueño.

—Es para Hum'íso —aclaró—, cenará con nosotros a partir de ahora.

Ao'nung detuvo su labor, ejerciendo fuerza en el mango de su cuchillo, una mirada inexpresiva adornaba su rostro.

—Entonces yo no comeré aquí.

—Ya basta Ao'nung —siseó su madre—, no pienso tolerar esa actitud, no pienso cumplirte ese capricho.

—No es un capricho, madre —habló entre dientes—, no me importa no ser líder, pero no quiero casarme.

—¡Dije que ya basta!

El silencio reinó en el lugar, Tonowari y Tsireya miraban con asombro aquella escena.

La mirada de Ronal sobre su hijo, severamente furiosa.

Ao'nung con un rostro inexpresivo, sangre corriendo de su mano por estar ejerciendo fuerza en la parte filosa del cuchillo.

—Ao'nung —Tsireya se levantó, dispuesta a socorrer a su hermano.

Sin embargo, fue detenida por su padre, quién le hizo una seña de que se volviera a sentar.

Ronal y Ao'nung no dijeron nada más, el último soltando el cuchillo al suelo mientras se iba de aquel lugar.

No le importaba la mirada molesta de su madre, ni las miradas preocupadas de su padre y su hermana.

Caminaba con su inexpresividad por el pueblo, ni siquiera sabía a dónde iba, pero no es como si eso le importara también.

Levantó su mirada al sentir un toque en su hombro, ahí estaba Hum'íso.

—¿Que te sucede? —cuestionó—, ¿que haces por aquí?

—Es mi pueblo, puedo caminar por donde quiera.

La molestia y estrés en su voz se hizo notoria.

Hum'íso chasqueó su lengua, asintiendo.

—Bien, tienes razón —ella empezó a caminar a para el lado contrario, de dónde él aparentemente venía—. Espero verte en la noche para cenar.

Ao'nung no respondió, suspiró pesadamente mientras escuchaba sus pasos alejarse.

Llevó su mano a su puente nasal, tratando de calmar el mar de sentimientos que tenía. ¿A ella qué si él caminaba por el pueblo?

Suspiró nuevamente, sintiendo el frío golpear su cuerpo, al parecer se avecinaba una tormenta.

Levantó su mirada, su cabeza se llenó más de dudas.

A unos pocos pasos, estaba la pequeña tienda donde Askari se alojaba.

¿Que había hecho Hum'íso ahí?

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